La digitalización económica está transformando nuestras sociedades al ofrecer un camino hacia la inclusión y el acceso equitativo a oportunidades. En un mundo cada vez más interconectado, esta revolución no solo cambia cómo realizamos transacciones, sino que redefine cadenas de valor y relaciones entre sectores económicos.
Un concepto clave en este contexto es la tokenización de activos, es decir, representar bienes físicos como propiedades, productos agrícolas o arte en forma de tokens digitales. Este proceso simplifica transacciones y abre mercados tradicionalmente inaccesibles para pequeños inversores, permitiendo que más personas participen en el mercado y democratizando el acceso a la inversión. La tokenización no solo impacta en la compra y venta de activos, sino que también ofrece una vía para un sistema más inclusivo.
A medida que la tokenización se consolida, los gobiernos deben actualizar sus regulaciones. Integrarla en la economía conecta productores, distribuidores y consumidores, creando beneficios tanto a nivel macro como local. Sin embargo, en países con altos índices de pobreza, la falta de educación y el poder concentrado representan obstáculos para esta evolución. Además, estructuras de mercado dominadas por pocas empresas se convierten en un freno considerable para el progreso.
Pero la tokenización podría ser una solución. Fomentando la colaboración entre proveedores y usuarios, genera un entorno más equitativo. Para que funcione, el Estado debe garantizar que sea inclusivo y accesible para todos. Si los gobiernos promueven la transparencia y plataformas digitales abiertas, cada ciudadano podrá participar y tener mayor control sobre sus recursos, fortaleciendo tanto la economía como el empoderamiento ciudadano.
La tokenización tiene además el potencial de responder rápidamente a necesidades sociales. Si el Estado actúa como agente de tokenización, estableciendo reglas y planes claros, puede integrar esta tecnología en la vida cotidiana. Ejemplos como la tokenización de alimentos ilustran cómo mitigar el impacto de la inflación, creando sistemas transparentes que benefician a productores y consumidores.
Democratizar la economía significa permitir que todos contribuyan y se beneficien, transformando incluso las regiones menos productivas en áreas prósperas. Este enfoque empodera a las empresas, y la colaboración a lo largo de la cadena de valor crea un ciclo positivo que fortalece a la sociedad en su conjunto.
Finalmente, construir una economía inclusiva exige tanto educación como voluntad de cambio. A medida que avanzamos, gobiernos, empresas y ciudadanos debemos aprender, adaptarnos y trabajar juntos. La digitalización económica no es solo una tendencia; es una oportunidad para redefinir nuestras sociedades. La era digital nos desafía a construir un sistema que refleje nuestros valores de justicia y equidad.
 

*Licenciado en Economía
  Presidente & Fundador - Cámara Latinoamericana del Litio