NEUROCIENCIA

Cerebro, adicciones y el desafío de su control

La prevención y tratamiento requieren un enfoque multidisciplinario: bioquímicos, psicológicos, sociales y emocionales

Ibrusco

"La libertad comienza donde termina la ignorancia"

Victor Hugo

Un informe de la UNODC (Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) señala un aumento considerable en el consumo de drogas ilegales a nivel mundial. Más de 296 millones de personas consumieron estas drogas en el último año informado (2021), representando un aumento del 23% en la última década. Este incremento implica retos significativos tanto en el consumo como en el tráfico de drogas, estando ambos problemas (consumo y tráfico) intrínsecamente relacionados.

Gobernar nuestras propias acciones es un reto considerable, especialmente en el ámbito de las adicciones. La toma de decisiones, un proceso clave en nuestra conducta, revela una constante batalla entre el pensamiento racional y los impulsos instintivos. El lóbulo prefrontal, encargado de inhibir conductas, se enfrenta a los impulsos generados en el sistema límbico subcortical. Esta lucha interna es fundamental en nuestra capacidad para resistir adicciones, que van desde el tabaquismo hasta el consumo de drogas y la ludopatía.

Investigaciones, como la de Walter Mischel, han destacado la importancia del autocontrol desde la infancia, mostrando que la capacidad de posponer la gratificación está vinculada a mejores índices de éxito en la vida adulta. Por lo tanto, la habilidad para controlar nuestros impulsos es clave en la gestión de adicciones y en la prevención de conductas destructivas.

El consumo de sustancias acarrea graves problemas sociales, familiares e individuales, provocando alteraciones conductuales como psicosis, impulsividad incoercible, excitación psicomotriz y delirios. Tratar a individuos que frecuentemente enfrentan obstáculos para buscar ayuda es un desafío considerable.

El proceso de adicción se caracteriza por una conducta de descuento hiperbólico, en la cual la persona opta por la satisfacción inmediata y perjudicial del consumo en lugar de los beneficios a largo plazo de abstenerse, lo que previene problemas futuros.

Las modificaciones en el cerebro

Las adicciones implican una modificación profunda en el cerebro, particularmente en áreas relacionadas con la recompensa y la gratificación. El concepto de "memoria adictiva", según Eric Nestler, sugiere que las adicciones alteran la respuesta cerebral a los estímulos, predisponiendo a la recaída.

Este fenómeno subraya cómo el consumo de sustancias y otras adicciones crean un ciclo de gratificación inmediata seguido de abstinencia dolorosa, lo que complica la toma de decisiones y afecta la salud mental.

El cerebro cuenta con áreas especializadas en la recompensa y gratificación, como el núcleo accumbens. Estas áreas nos ayudan a elegir comportamientos que, bajo condiciones normales, nos benefician, como la alimentación y la sexualidad, fomentando la supervivencia. Sin embargo, pueden generar dependencia cuando el deseo de gratificación se vuelve constante, provocando adaptación celular a estos estímulos y, eventualmente, tolerancia y adicción.

Aunque el deseo de recompensa es una función cerebral compleja, es posible intentar limitar el uso de sustancias adictivas. Sin embargo, una vez que se desarrollan mecanismos adictivos, como con el consumo de drogas, el cerebro demanda cada vez más sustancia para satisfacer los receptores creados, llevando a la tolerancia. Al cesar el consumo, se experimenta una caída psicofísica severa, manifestando un deseo a menudo insuperable de consumo (síndrome de abstinencia).

La relación entre el cerebro y las adicciones nos recuerda lo frágil que es nuestro libre albedrío frente a los deseos y compulsiones. La prevención y tratamiento de las adicciones requieren un enfoque multidisciplinario, abordando tanto los aspectos bioquímicos como los psicológicos, sociales y emocionales. La capacidad de tomar decisiones a largo plazo, superando los impulsos inmediatos, es esencial para superar las adicciones y mejorar la calidad de vida.

Las campañas de prevención y los tratamientos deben enfocarse en reforzar el autocontrol, promover decisiones conscientes y facilitar el acceso a recursos que ayuden a las personas a gestionar sus adicciones. Como sociedad, es crucial comprender la complejidad de las adicciones y brindar apoyo a quienes luchan contra ellas.

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