Con sus diferencias intactas, las centrales sindicales apostaron a la unidad
Hace un año el Presidente Alberto Fernández hilvanaba un cierre con las diferentes centrales obreras para analizar el futuro inmediato tras el primer ciclo de pandemia. Ese intento de equilibrio con la CGT y las dos CTA se mantiene a la fecha. Para los sindicatos el juego político hace la cuestión colectiva/estratégica y respecto a salarios e inflación “cada cual atiende su juego”
Corresponde remarcar que para hablar de 2021, el antes y el después se traza a partir de las PASO, no sólo en cuanto a alineamientos dentro del Frente de Todos, sino a lo que vendrá.
Allí la síntesis permite apreciar que, unidad de la CGT mediante en noviembre, con fórceps y en el tenor del “vamos viendo”, las definiciones fueron dejando huellas claras sobre posturas.
La CGT revalidó el “formar parte de este Gobierno” que Héctor Daer anunció a fines de 2019, pero apoyada en la figura presidencial a distancia considerable del kirchnerismo. La CTA de los Trabajadores, desde la traza que fijan su conductor Hugo Yasky y su cúpula, se mantiene afín a la temática que orienta Cristina Fernández y la CTA Autónoma de Ricardo Peidró, Claudia Barrientos y Hugo “Cachorro” Godoy pondera el equilibrio para mantener diálogo aceitado con la Casa Rosada y también su perfil crítico.
La muestra más reciente se trasluce en el malestar público por el bono de fin de año a los trabajadores y trabajadoras estatales que dejó afuera a los universitarios. Tal dinámica incluye además los planteos que le realizaron al Presidente en una audiencia en Balcarce 50, y desde el pronunciamiento del Congreso realizado en Argentinos Juniors, donde expresaron que hacia 2023 el Gobierno no debe ceñirse sólo a administrar la crisis previa al coronavirus y la que detonó la pandemia. Lo expuesto sintetiza lo que expresaron en los últimos 12 meses incluso como esencia política de las paritarias y el reclamo del bono anual.
Azopardo
Un capítulo aparte se constituye en la conducción cegetista, y la referencia a la crisis que se desató tras las PASO y dejó marcada una senda que corroboraron en otras fechas claves. A respaldo y disposición del Presidente y con cuestionamientos siempre renovados al ala K. Léase, la tónica incluye declaraciones, actos y movilizaciones. También manos a la obra, bajo el comando de Gerardo Martínez (Uocra) a pedido presidencial, para hilvanar todo lo referido a las estrategias para convertir planes sociales en trabajo formal, en interrelación con los movimientos que integran la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).
La dinámica se trazó además con la presencia masiva en la Plaza de Mayo del 17 de noviembre, tras las elecciones legislativas y la adhesión “testimonial” a la celebración del 10 de diciembre. “No fuimos participados de la organización”, le remarcó a este diario el titular de UPCN, Andrés Rodríguez. Esa cortesía no quitó el disgusto de la CGT.
Porque además el referente de los estatales también dejó una semblanza analitíca del hoy en el Frente de Todos (FdT) al considerar que el mismo “debe encontrar un equilibrio que todavía no tiene”.
La gama de unidad para Azopardo en versión “unidad hasta que duela” va desde ese enfoque del estatal hasta otro textual apto para todo público del titular de la Asociación Bancaria (AB) Sergio Palazzo: “No sólo que no niego, sino que reafirmo mi adscripción al liderazgo que ejerce Cristina Fernández dentro de la coalición de gobierno”, ponderó el también diputado nacional oficialista.
Rodríguez, Palazzo, los peronistas clásicos y otros matices tratan de convivir en la nueva CGT que arrancó el 11 de noviembre bajo la concepción compartida de que hay dos opciones: asimilar y sumar desde este camino sinuoso y poceado o “resignarse a que por la derecha asome el liberalismo más cruel en 2023”, según confiesan algunos veteranos y jóvenes gremialistas.
Tres puntos notorios y recientes
A la hora de seleccionar algunos datos relevantes de 2021 hay tres tópicos entre varios para remarcar. El regreso de Pablo Moyano como triunviro a la CGT, la titánica paritaria que con algún respaldo del Gobierno rubricaron los trabajadores de Sanidad en plena segunda ola del Covid bajo la tutela de Héctor Daer. No fue hace tanto tiempo y demandó paros y movilizaciones rubricarla, “porque no se puede minimizar en pandemia el enorme esfuerzo de trabajadores/as de la salud”. Completa el cuadro la revelación del año: el ministro del Interior Eduardo Wado de Pedro, conciliador y factor de diálogos a veces impensados, son algunas de las etiquetas elegidas para él.
En cuanto a Camioneros y Pablo Moyano, luego de su salida de la CGT a poco de iniciado 2016, con la venia de su padre y alianzas fuertes con algunos sindicatos como Smata, el también dirigente de Independiente activó una alianza con Sergio Sasia de la Unión Ferroviaria, que coronó en la nueva conducción de Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT).
Más allá del rechazo de La Fraternidad de Omar Maturano y la UTA de Roberto Fernández, esa plataforma consolidó el carril hacia la nueva cúpula de Azopardo, integración que llegó al filo del Congreso de Parque Norte y entre algodones respecto al futuro.
Sí realza un entusiasmo inédito en Pablo Moyano para lo que viene, incluso ante rivales gremiales históricos. El apoyo de otros sindicalistas para su dinámica refuerzan tal ímpetu.