FINTECH

El lejano oeste, las tribus cripto y el desconcierto de los reguladores

Cweitz

Pese a su desconcierto por el repentino crecimiento exponencial de los sofisticados productos y operatorias que caracterizan al universo cripto, los reguladores de los países occidentales mas poderosos vienen marchando, a los tumbos, con estrategias bien diferenciadas.

Mientras la Unión Europea a través de una directiva que ya ha sido aprobada, ha ido por el camino de establecer un marco general de registro y funcionamiento para los proveedores de servicios virtuales que estará en funcionamiento en el 2024, Estados Unidos ha optado por ir regulando a través de acciones puntuales (“regulation by enforcement”) llevadas a cabo por los distintos reguladores.

En este sentido, el mundo cripto se vio sacudido en estos días por una nueva andanada de demandas por parte de la Comisión de Valores y Mercados de Estados Unidos (SEC por sus siglas en inglés) contra los dos principales exchanges centralizados que operan en ese país y a nivel global, Coinbase y Binance.

Las críticas del sector a lo que entienden son hostilidades injustificadas por parte de los reguladores no se hicieron esperar, pero tuvieron tonalidades diversas que reflejan la ideología e intereses de los distintos actores que pueblan el complejo universo cripto.

Simplificando, por un lado, están los maximalistas, anarcocapitalistas, libertarios y otros grupos afines, que detestan al Estado y honrando la memoria de Satoshi Nakamoto (seudónimo usado por el creador de bitcoin) sostienen que bitcoin es, en esencia, una red descentralizada que no depende ni necesita de exchanges, ni de intermediario alguno para funcionar con total confiabilidad y seguridad.

Critican cualquier regulación que sea mínimamente restrictiva, pero ante estos traspiés de sus primos centralizados se apuran en aclarar la importancia de volver a las fuentes y operar en forma descentralizada.

Desprecian a los exchanges del mundo cripto, como a cualquier otro ente centralizado, sea público (bancos centrales) o privado (entidades financieras o grandes tecnológicas), pero, en general, suelen hacerse los osos ante el crecimiento y la adopción por parte de los mercados cripto de las sofisticadas y riesgosas operatorias propias del vilipendiado sistema bancario tradicional al que venían a mejorar.

Estas inconsistencias no son ingenuas ya que los maximalistas advierten, a su pesar, que estos antipáticos mercados centralizados cripto son los que han permitido popularizar al bitcoin durante el último lustro acercando este a cientos de millones de personas en el planeta, sobre todo jóvenes, llevando indirectamente agua que creen va a terminar abrevando en su molino.

Asimismo, los maximalistas siguen sosteniendo, en forma bastante acrítica, el carácter inmutable, transparente, seguro y a muy bajo costo del bitcoin; sin reconocer los peros que cada uno de estos adjetivos tiene en el funcionamiento real de la capa 1 para los minoristas. Estas debilidades se hacen extensivas también al resto de capas o cadenas laterales donde la mayoría de los inversores opera y custodia estos activos diariamente en todo el mundo.

La postura de los entes centralizados

En el otro rincón, y siempre dentro del ecosistema cripto, están los entes centralizados, en el que se destacan los famosos exchanges, que concentran en una sola entidad funciones que usualmente se encuentran separadas en los diversos tipos de agentes que operan en los mercados de capitales, como ser la de negociar y custodiar al mismo tiempo los activos financieros de sus clientes.

En general el mundo centralizado cripto observa con benevolencia al grupo maximalista ya que, pese a sus ocasionales críticas, este sigue esparciendo por el planeta la palabra de Satoshi trayendo nuevos creyentes al ecosistema que ellos dominan, mientras juran y perjuran, sin ponerse colorados, que todos apuntan a lo mismo, llegar a la tierra prometida del bitcoin original, donde finalmente todas las operaciones serán entre pares en plataformas totalmente descentralizadas.

Ambos grupos recelan uno del otro, pero por ahora son aliados tácticos en el objetivo de expandir el universo bitcoin en particular y cripto en general, criticando y gambeteando a lo Messi a los molestos reguladores.

En el medio existen plataformas descentralizadas cripto que no suelen operar con monedas emitidas por bancos centrales, pero que hasta el momento siguen siendo minoritarias dentro de todo este universo.

Mientras tanto los exchanges siguen sumando negocios en su góndola agregando productos centralizados, como gran parte de las criptomonedas (supuestamente) estables (Tether, USDC) u otros criptoactivos montados en contratos inteligentes donde destacan por ejemplo los tokens no fungibles (NFTs), y operatorias como la de “staking” donde los inversores reciben “recompensas” por dejar depositados sus criptos en el exchange.

Esta variedad de productos novedosos y operatorias que el mundo cripto ofrece a los inversores minoristas, es la que enloquece a los distintos supervisores que se rompen el coco para definir en que casillero clasificarlos para poder determinar luego bajo la órbita de quien recae la responsabilidad de regularlos.

Este es el motivo por el cual la SEC no se anduvo con chiquitas y luego de tomarse su tiempo entendió que algunos de los productos que se operan en estos grandes exchanges (excluyendo al bitcoin, entre otros) sí son valores negociables (securities) y por lo tanto deben someterse a sus normas. Con tal convencimiento es que demandó a Coinbase y Binance (y de paso a su fundador Changpeng Zhao) por violar en varios artículos la ley de mercados de valores de Estados Unidos.

 

Los planteos de la SEC

En sus demandas la SEC consideró que las criptomonedas de plataformas como Solana, Cardano o Polygon, entre otras, deberían haberse registrado ante el regulador por ser valores negociables, poniendo en offside a gran parte del universo cripto.

Estas dos demandas de la SEC se encadenan al litigio judicial que mantiene con otra empresa cripto, Ripple desde fines del 2020, emisora de la moneda digital XRP, respecto a si esta última es o no un valor negociable, discusión similar a la que se da en estos días y cuyo resultado seguramente también impactará en todo este embrollo.

El mismo presidente de la SEC, Gary Gensler se bajó de la diligencia dispuesto a combatir a los que, según su visión, pueblan el “lejano oeste” cripto, metáfora bastante explícita que utilizó para justificar las demandas presentadas contra estos dos mercados, que cuentan con características societarias diferentes.

Por un lado, Binance tiene un entramado societario disperso por el mundo, pero cuenta con al menos dos plataformas separadas, una de menor tamaño para operar con residentes estadounidenses (Binance.us), y otra, la más grande y conocida del planeta (Binance.com) que opera a nivel global y atiende, según sus propios datos, a más de cien millones de clientes arbitrando regulaciones según cuan amigables resulten éstas en cada país.

En este sentido y dada la falta de “empatía “de la SEC, Binance anunció el viernes pasado que a partir del 13 de junio pausará los depósitos en dólares estadounidenses para operar con criptoactivos en su plataforma en Estados Unidos.

Este juego de malabares le permite a este gigante seguir creciendo en zigzag, posicionándose como un jugador central en este ecosistema, pese a ligarse unos cuantos chicotazos de reguladores en distintos momentos.

Por su parte Coinbase la tiene más complicada, ya que su operatoria se encuentra, mayoritariamente dentro del perímetro regulatorio estadounidense, cotizando desde el año 2021 en el NASDAQ y por lo tanto cumpliendo con las obligaciones que le impone la SEC bajo esta figura.

Mientras tanto en el Congreso de Estados Unidos, los lobbys empujan a través de legisladores republicanos una ley “pro cripto” que parece de difícil aprobación.

En este contexto de judicialización y mientras los abogados se hacen una fiesta, contrariamente a lo que gran parte del universo cripto sostiene, el abordaje por parte de los reguladores de estos productos y operatorias, por más exigente que sea (sin llegar al prohibicionismo) puede restarle clientes en el corto plazo, pero funciona como una gran validador del ecosistema global en el mediano y largo plazo.

Nada es lo que parece en este novedoso y complejo universo.

 

* Ex presidente de la CNV y Profesor de Fintech, Bigtechs, Criptoactivos y Monedas Digitales en la Universidad de Buenos Aires.

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