El mercado laboral no es genérico
La brecha económica de género crece en el marco del Covid-19
Pasados ya los 160 días de aislamiento en la Argentina y luego de la experiencia que se
vivió y se vive a nivel mundial, hay fuertes indicios que la brecha económica de género se
está agrandando aún más. De hecho, en un reciente artículo aparecido publicado en el New
York Times, se menciona el informe de The Bureau of Labor Market que expresa
claramente que en el mes de abril el 55% de quienes perdieron empleos en Estados
Unidos, fueron mujeres.
La desigualdad de género económicamente hablando y la falta de acceso de las mujeres al
sistema financiero, no es una novedad. Sabemos que en Argentina sólo 6 de cada 10
mujeres versus 8 de cada 10 varones, participan en la economía formal. El resto de las
mujeres tienen trabajos informales.
En el mundo, un estudio reciente de la consultora McKinsey, muestra que la diversidad
racial se mueve más rápidamente que la diversidad de género en una relación que va del
25% al 36% respectivamente y por supuesto la diversidad racial no incluye a las mujeres.
Basta mirar el último Gender Gap Report (Dic. 2019) que elabora sobre 149 países el World
Economic Forum que indica que (previo COVID-19) para alcanzar la paridad económica
entre varones y mujeres, harían falta recorrer 257 años, siempre y cuando se siga haciendo
el mismo esfuerzo que hasta ahora. Lo paradójico es que en el reporte del año anterior, se
hablaba de que eran necesarios 204 años para llegar a la igualdad. El informe destaca tres
razones: las mujeres tienen una mayor representación en los roles que se están
automatizando (menos calificados), no hay suficientes mujeres entrando en profesiones
donde el crecimiento salarial es el más pronunciado (obviamente, pero no exclusivamente,
tecnología) y las mujeres enfrentan el problema de atención insuficiente y escaso o nulo
acceso al capital.
Hay menos mujeres en determinadas profesiones que permiten mejorar ingresos
rápidamente y en lugares de poder. Un dato curioso y que da cuenta de la diferencia de
género en relación al dinero, es que la mujer más rica del mundo, está a unas diez
posiciones del varón más rico del mundo. Esa mujer heredó un imperio familiar. Ninguna
mujer hasta ahora creó un Unicornio, por ejemplo. ¿No supo? Sinceramente no lo creo. Las
mujeres tenemos menos acceso al capital. Todo esto es consecuencia de una cultura que
valora lo masculino por sobre lo femenino. Hacer consciente el modus operandi cultural, es
el primer paso para analizar indicadores y generar estrategias que definan un nuevo statuo quo que otorgue nuevos sentidos a conceptos como el de meritocracia, por ejemplo, que se sustenta sobre la cultura androncéntrica.
En momentos de crisis como este, la agenda de género no debe perder prioridad, porque la
diversidad daría lugar a diferentes estrategias provenientes de pensamientos diversos que
definitivamente ayudarían a salir de la situación de crisis que hoy enfrenta el mercado.
* Directora de Alabadas.com