El Papa Francisco nos dejó el deseo de paz
Urgió a estar atentos a todas las situaciones de injusticia y a las nuevas formas de explotación
Ha muerto el papa Francisco, el primer latinoamericano en liderar la Iglesia católica.
El viaje de Francisco, como mensajero de la paz, fue creciendo -a lo largo de estos años- en emotividad y verdades. Quiso estar cerca de las víctimas de las injusticias y no dudó en pedir perdón por los pecados de la Iglesia misma. Quiso volver a impregnarse con olor a oveja: pueblos originarios, vulnerables, jóvenes, migrantes.
Frente a la cultura de los pueblos originarios, pidió no confundir unidad con uniformidad. Defendió que una cultura del reconocimiento mutuo no puede construirse en base a la violencia porque ésta llama a la violencia y aumenta fractura y separación.
“La violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa”. En sus encuentros con los jóvenes les aseguró que ellos eran clave para el desarrollo social y necesitaba que “movieran el piso”, “que hicieran lío”. "Pareciera que madurar es aceptar la injusticia, es creer que nada podemos hacer, que todo fue siempre así. Eso es corrupción".
Urgió a estar atentos a todas las situaciones de injusticia y a las nuevas formas de explotación, a la precarización del trabajo que destruye vidas y hogares, a los que se aprovechan de la irregularidad de muchos migrantes porque no conocen el idioma o no tienen sus papeles en «regla». Pidió prestar atención a la falta de techo, tierra y trabajo de tantas familias.
En cada rincón que visitó, dejó una impronta que da cuenta de su carácter sencillo y de la sensatez con que percibió el mundo. Resistido y a la vez llamativo para muchos.
El papa Francisco tuvo algo que enamoró y que conmovió. Aquellos que sentían que lo importante era tomarse la foto, solo por vanidad, o por recuerdo, o para sacar provecho, se perdieron lo esencial.
"No puede haber paz sin libertad religiosa, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto a las opiniones de los demás" se escuchó el Domingo de Pascua, en la Plaza de San Pedro.
No pudo decirlo Francisco, pero su mirada estuvo atenta. En su último mensaje también hizo un llamado "a todos los que ocupan puestos de responsabilidad política en nuestro mundo para que no cedan a la lógica del miedo, que sólo lleva al aislamiento de los demás". Y dijo que "la paz es posible".
Mientras la multitud lo vitoreaba, se escucharon a través de los altavoces de la plaza, con un hilo de voz, sus últimas palabras: "Queridos hermanos y hermanas, ¡Felices Pascuas!". Hoy nosotros también te decimos: ¡Feliz Pascua Francisco!