OPINIÓN

Mario Riorda analiza el resultado electoral: "El gobierno nacional recibió hoy una prórroga de esperanza"

“Fue una elección atípica donde la política internacional jugó como política doméstica”

BAE Negocios

Nada nuevo que no haya pasado antes, pero igual sucedió cuando no se lo preveía. El gobierno fue cambiando de expectativas. De arrasar con pronósticos de votos cercanos al 50% hace pocos meses, a hipótesis de menos de un tercio -o menos- hace semanas, termina con un resultado más que satisfactorio producto de la rivalidad polarizante.

Esa polarización hasta el infinito, que bien pudo instalar en el tramo final de campaña, revirtió varias tendencias provinciales autónomas, nacionalizando el sentido de la campaña.

Muchos creían que a la mayoría Argentina se le acabó la esperanza y no. El gobierno nacional recibió hoy una prórroga de esperanza. Quizá con condicionantes, pero válida para su discurso. Otros creían que se le acabó el miedo también y no. El antimileismo está sedimentado, pero el anti kirchnerismo no da respiro tampoco y revivió para buena parte de los centristas.

Sin lugar a dudas hubo un corrimiento electoral final que fue muy satisfactorio para LLA y lapidario para provincialismos y Provincias Unidas. Ese centrismo apurado e improvisado se pasó de largo varios pueblos y quedó aprisionado en la polarización, cediendo una cantidad de votos enormes a LLA. La hibridez política de quienes jugaron hace un año con el gobierno nacional y hoy se ubicaron tardíamente como opositores se hizo notar con fuerza.

El argumento federal resiste, pero es desigual, imperfecto, heterogéneo y no coordinado. Una verdadera evidencia del sistema de partidos roto, pero también de la sobrevivencia económica. Ese será el nuevo eje del debate entre nación y provincias desde ahora.

El PJ tuvo una virtud nacional: siempre estuvo al frente y como clara oposición. Pero no coordino nacionalmente nada -o muy poquito-, salvo su enojo.

Fue una elección atípica donde la política internacional jugó como política doméstica. Pareció que muchos lo vieron no como intromisión, sino como salvación o último sostén. Algo del voto miedo (al desbarranco) hizo su aporte.

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