¿Qué generan las zonas azules con tantas personas longevas?
Hay factores para que, si se dispone de ciertas condiciones genómicas expresables favorables, el envejecimiento sea exitoso
"Envejecer es como escalar una gran montaña: las fuerzas disminuyen mientras se sube, pero la mirada es más libre y la vista es más amplia y serena".
Ingmar Bergman
Son descriptas zonas geográfica especiales de personas mayores de 100 años, o centenarios. Todo comenzó con un estudio realizado en Cerdeña, Italia, con la descripción de una alta prevalencia para este grupo etario. Luego se agregaron otras zonas geográficamente disímiles pero con características en común: la buena alimentación y una buena calidad de vida. Si bien la buena genética era necesaria, se le agregaron factores como el metabolismo, el bajo estrés, la calidad de vida y el ejercicio, como factores piscológicos, sociales y ambientales para que, si se dispone de ciertas condiciones genómicas expresables favorables, el envejecimiento sea exitoso.
El humano constituye una especie muy particular debido a sus características genéticas que le asignan longevidad y le otorgan un cerebro más desarrollado, que le genera subjetividad a esta situación. El estudio del envejecimiento humano se divide en, por lo menos, tres posibilidades a estudiar. Primero, el envejecimiento cronológico, que es el que indica el almanaque. El segundo es el biológico, que es lo que muestra el cuerpo respecto de los marcadores de envejecimiento y los antecedentes clínicos de factores de riesgo. Por último, la expresión subjetiva de ser viejo, que es la autopercepción de la edad cronológica comparada con la edad que se siente tener. Estas tres edades no siempre van de la mano ni son concordantes.
El aumento de la expectativa de vida habría sucedido en el hombre entre el Paleolítico medio y el superior, cuando comenzó a incrementarse la cantidad de ancianos. Algunos plantean que esto se produjo gracias al manejo de la alimentación carnívora y de la cocción de la comida, lo que facilitó la absorción de calorías, el crecimiento del cerebro y la mejoría inmunológica. Este aumento de personas más longevas en esas poblaciones tuvo una fuerte influencia sobre el estilo de vida, las primeras expresiones culturales y posiblemente la supervivencia del más apto, superando a sus competidores, como el hombre de Neandertal.
Una vejez exitosaSin embargo, llegarán a una vejez exitosa los que presenten un genoma o su expresión exitosa. Los sistemas sorprendentes son las variantes que tiene el genoma, que aunque constituidos por alrededor de 3.000 millones de nucleótidos, el cambio de uno solo puede conllevar un funcionamiento normal o una patología.
Existen varias descripciones antropológicas que muestran que el ser humano podría llegar a longevo. Aunque la esperanza de vida fuera de menos de 30 años en algunos sujetos, una vez pasados los 20 años podían esperar vivir unos cuarenta años más. Es decir, si se supera la barrera de las enfermedades de la infancia, aumenta la posibilidad de sobrevida. Esto es planteado por Cabel Finch, de la Universidad de California del Sur, quien estudió diferentes grupos de momias de hace miles de años (prehispánicas y egipcias) con edad avanzada.
Una visión positiva y especialmente con un sentido de la vida, en el concepto de objetivos y expectativas concretas, mejorará tanto la situación psicología como la expectativa de vida, disminuyendo patologías frecuentes, como las cardíacas y las demencias.
Células y reproducciónNuestras células van envejeciendo a medida que pasa el tiempo y se despiertan mecanismos genéticos para el suicidio celular (apoptosis) o se ponen senescentes y deformadas (no se reproducen). O, lo que es peor, pueden encarar una reproducción anómala, como sucede en el cáncer. Todos estos procesos de senescencia nos llevan a envejecer o a morir; es decir, estamos predeterminados a no ser inmortales.
Una de las señales más conocidas de envejecimiento es el achicamiento de los extremos de los cromosomas, llamados telómeros. Existen muchos estudios que describen que la restricción calórica (es decir, comer menos y en especial seleccionar algunos alimentos) alarga la vida, ya que se achican consecuentemente menos los telómeros. Al comer menos se activan los procesos de mantenimiento y reparación de las células, pero a costo de la disminución del crecimiento y de la capacidad reproductiva. Al disminuir el metabolismo, el cuerpo envejece menos.
El hipometabolismo sería promotor de longevidad y el activo funcionamiento metabólico produciría un mayor envejecimiento debido tanto a la mayor oxidación como a la producción de sustancias basura y la acumulación de proteínas patológicas. Los antioxidantes que combaten el mecanismo de acumulación de restos oxidativos o el aumento de mecanismos de limpieza biológica, reduciendo del envejecer.
Existen partículas intracelulares, llamadas lisosomas, que se encargan de limpiar. Su alteración, como planteó el premio Nobel Yoshinori Ohsumi podría ir en contra de los procesos de purificación de detritos. Las enfermedades degenerativas, como el Parkinson o el Alzheimer, son ejemplos concretos de la acumulación de sustancias patológicas, el deterioro celular y el suicidio tisular posterior. Actualmente se sabe que el sueño (especialmente el lento, asociado a la falta de estrés), el ejercicio aeróbico y la luz solar al mediodía constituyen un momento clave para la limpieza de esos detritos.
Como consecuencia de la respiración se produce energía necesaria para vivir, pero a la vez se generan compuestos inestables (que tienen una molécula con un electrón libre) que afectan tanto la estructura como la función celular. Estos productos tóxicos que genera la oxidación son llamados "radicales libres", sustancias que deben ser limpiadas ya que son agresivas para las células, para las proteínas grasas y para los lípidos del cuerpo, a la vez que afectan el material genético celular. Es decir, son dañinos para las células y causan alteraciones que se reproducen constantemente. Esto ocasiona un aumento del envejecimiento o un daño celular que muchas veces puede desencadenar procesos de alteración de la expresión de los genes.
Se plantea el uso de antoxidantes para prolongar la juventud celular.
Cada vez que la célula se divide, el extremo de los cromosomas se reduce mínimamente. Esto trata de protegerse a través de la enzima telomerasa, pero esta actividad se va perdiendo con el tiempo y los extremos cromosómicos se van achicado.
Un importante estudio internacional llamado Mark Age propone diferentes biomarcadores de envejecimiento que muestran la situación biológica, mensurando entre otras cuestiones la situación genética, desde multigenes que se relacionan con el envejecimiento o patologías comunes, la metilación de la cisteína ADN (que marca vejez o sufrimiento) hasta la producción de los telómeros, que son mediciones de evaluación para la edad biológica y el pronóstico a futuro.
Es clave, además, caminar para envejecer bien. La estimulación motora y de planificación que se produce al realizar ejercicio aumenta la sustancia blanca del cerebro y la neurogénesis de sinapsis, produciendo en animales nuevas neuronas en el sector del hipocampo, una zona afectada durante la vejez. También aumenta el volumen frontal y del mencionado hipocampo (zona implicada especialmente en la enfermedad de Alzheimer).
El deporte aeróbico también es mencionado además en la plasticidad neuronal y la regeneración de los vasos sanguíneos, con una mejora en el riego sanguíneo, especialmente de microvasos del encéfalo, aumentando la capacidad tanto nutritiva como de oxigenación y de limpieza del sistema nervioso central.
* Neurocientífico y profesor. Decano de la Facultad de Ciencias Médicas (UBA). PhD en medicina y en filosofía. Director de @alzheimerargentina