Hinchas de Boca pedalean hasta Río para estar en la final de la Copa Libertadores
Sin entradas, pero cargados de entusiasmo, dos amigos de Boca Juniors recorrieron 2600 kilómetros en bicicleta desde San Justo a Copacabana.
La fascinación por el fútbol puede llevar a situaciones decididamente extraordinarias. En un ejemplo de lealtad y pasión increíbles, dos argentinos viajaron más de 2.600 kilómetros en bicicleta, desde San Justo a Copacabana, para apoyar a su equipo favorito, Boca Juniors, en la final de la Copa Libertadores contra Fluminense en el estadio Maracaná. Sin poseer entradas para el partido, solo impulsados por el deseo de ser parte de la euforia de los seguidores de Boca Juniors en Río de Janeiro.
"Tardamos nueve días, pero esta fiesta de Boca es inolvidable, valió la pena cada pedaleada", dijo emocionado Brian Suárez, un fabricante de pastas de San Justo a la agencia Télam. Suárez, casi sin conocimientos de portugués, puso en pausa su producción para embarcarse en este memorable viaje, su primera vez en Brasil. Acompañando a Suárez estaba su amigo Fabricio Lugo, de 28 años, un trabajador de fábrica de plástico en La Matanza que aprovecho sus vacaciones para este increíble viaje con la mirada puesta en lo que sería la séptima Copa Libertadores para Boca Juniors.
El emocionate viaje tuvo como punto de entrada a Brasil, a través de Santo Tomé, Corrientes, hacia São Borja, Rio Grande do Sul. Durante los nueve días pedaleando, se alojaron en hoteles y albergues a lo largo de la ruta. A su llegada a tierras brasileñas, los dos amigos notaron que eran recibidos con la calidez y amabilidad genuina de la gente local. "Es increíble como nos atendieron, todos nos felicitaban y ayudaban, nos hacían comidas y nos ayudaron siempre", recordó Suárez.
En su camino a Río de Janeiro, tuvieron una agradable sorpresa al llegar a Taubaté, en el interior de San Pablo. Un local, dueño de un vehículo 4x4, se hizo amigo de los dos aventureros argentinos y los llevó en su vehículo en la parte más desafiante del viaje, una sierra con temperaturas de hasta 40 grados. "El brasileño se ofreció porque venía a la casa de la suegra en Río de Janeiro y nos trajo, hablaba español y nos hicimos amigos", narró Suárez.
Fabricio Lugo, el trabajador de la fábrica de plástico, reflexionó sobre su tiempo en Brasil y cómo se percibe a Boca Juniors en el extranjero. "Todos nos decían que Boca era el club argentino más ganador en Brasil, que los brasileños respetaban mucho a Boca", compartió Lugo.
Finalmente, al llegar a Copacabana, fueron recibidos calurosamente por sus compatriotas ya presentes para la gran final. No todos tenían un alojamiento garantizado, pero Lugo y Suárez lograron encontrar alojamiento en el barrio de Leme, al menos hasta que tuvieran que regresar a San Justo después del partido. Sin dudarlo, el tono del viaje de regreso dependerá en gran medida del resultado de la final tan esperada.