El Producto Bruto Interno (PBI) caería en 2019 alrededor de 1%, según las proyecciones de la consultora Ecolatina, en las que además prevé un contexto donde la actividad del sector privado, el consumo de bienes durables y la inversión no lograrán despegar.

“Analizando en términos de demanda, el sector privado permanecerá anémico. Si bien el poder adquisitivo irá recomponiéndose mes a mes, producto del arrastre negativo que dejó 2018, continuará en retroceso en el promedio del año. Además, el costo de financiamiento superará a la inflación de modo que el consumo de bienes durables y la inversión productiva no despegarán”, señaló la consultora.

Otro obstáculo para la recuperación de la economía será el desempeño del sector público, debido a que como “consecuencia de la ambiciosa meta fiscal pautada con el FMI, el Estado nacional continuará recortando sus gastos”, a lo que se sumará que producto del cierre de los mercados financieros, “los programas de Participación Público Privada (PPP) tampoco podrán llevarse a cabo”.

Por el contrario, en 2019 las exportaciones sí mostrarán un buen desempeño, esencialmente impulsado por la recuperación de Brasil y un tipo de cambio más competitivo.

El informe de Ecolatina sostiene que más allá de que el PBI caerá en promedio durante 2019, "la economía irá mejorando mes a mes (sobre todo en la primera mitad del año), pero no alcanzará el nivel promedio de 2018”.

En ese marco, la consultora advirtió que para que esta reactivación se materialice, “será determinante el desempeño del dólar”.

“Si la incipiente estabilidad cambiaria se sostiene a lo largo del primer semestre, la inflación seguirá un curso descendente y el poder adquisitivo se recuperará, apuntalando al consumo interno. Por el contrario, si las tensiones cambiarias vuelven a manifestarse, la inflación se acelerará, los ingresos reales (salarios, pero además jubilaciones y pensiones) no mejorarán y la recuperación económica quedará trunca”, enfatizaron. 

De cara al año electoral, Ecolatina proyectó dos escenarios. El primero -de carácter “positivo”, prevé que “la estabilidad cambiaria lograda en el último trimestre del 2018 persiste, de modo que las perspectivas del oficialismo en las elecciones mejoran, lo que disipa aún más las tensiones respecto a la evolución inmediata del dólar y permite que la recuperación económica se consolide”.

El segundo escenario -negativo para el oficialismo- contempla la posibilidad de que a causa de factores exógenos -como posibles turbulencias financieras globales y/o shocks negativos imprevistos- consoliden un escenario de “inestabilidad cambiaria” lo que podría determinar que “las perspectivas electorales del oficialismo empeoren”, con tensiones en el frente cambiario producto de una mayor dolarización de activos, entre otras cuestiones.