Empresarios, incómodos ante el caso de los cuadernos
Cien ejecutivos escucharon en IDEA al periodista que investigó el tema, quien los interpeló por su silencio sobre la corrupción
Uno de los platos fuertes del Coloquio prometía ser un almuerzo exclusivo para empresarios patrocinantes y autoridades de IDEA bajo el título “Cuadernos: anatomía el caso que conmovió a la Argentina” en el Golf Club. En el último minuto, para evitar suspicacias y ante algunas críticas, fue invitado un puñado de periodistas. El periodista de La Nación Diego Cabot de La Nación esta vez no venía a hacer su tradicional cobertura, fue a contarles a casi cien empresarios cómo fue la investigación y de paso, aprovechó para interpelarlos.
Entrevistado públicamente por Guillermo Lipera, titular del Colegio de la Ciudad de Buenos Aires, comenzó contando como se inició en el periodismo y que gracias a esta investigación lo ascendieron en el diario hace un mes.
En relación a sí desconfiaba de su fuente, Cabot fue muy gráfico: “Mi desconfianza no es un problema del remisero, me pasa con cada uno de ustedes. La palmadita en el hombro para que diga lo que quieren, me lo enseñaron ustedes”. Ante la confesión, los empresarios sonrieron y aplaudieron.
Otro momento memorable fue cuando contó infidencias de una de las primeras reuniones que tuvo con el fiscal Carlos Stornelli y el juez Claudio Bonadío. Cabot señaló: “Stornelli y Bonadío discutían si corría riesgo mi vida, si podían matarme o no. Decían que por u$s5.000 cualquier sicario podía matarme. Me preguntaron si quería custodia y dije que no quería cambiar mi vida. Stornelli me preguntó si tenía miedo y le dije que no”.
Cuando comenzó a chequear los datos, contó que se citó con la mano derecha de un empresario importante, en el mismo bar donde hacían sus negociados. Le preguntó si conocía el lugar, a lo que le respondió: “Si vine alguna vez”. Cabot le dijo: “Viniste más de una vez y le leí todas las veces que había ido”. Sin perder tiempo su entrevistado le respondió: “En mi barrio, al que habla le dicen traidor”. Y le.contestó: "Le dije está lleno de barrios y traidores que van a contar lo que hiciste vos. Después lo vi preso”, dijo con una sonrisa.
La conclusión del periodista es clara: “Creo que ninguno de los empresarios está arrepentido. Hicieron una ecuación de costo/futuro y dijeron, mejor voy y lo cuento”.
En el salón más importante del Club del Golf, mientras los empresarios disfrutaban del catering servido, Cabot disparó: “Un día me junté con una fuente de una empresa que está presente, no la voy a mencionar. Pero esa misma noche voy a buscar a mis hijos y me paran y de forma violenta me preguntan dónde quedaba una esquina donde yo había estado a la mañana. Sentí miedo de andar por la calle, me estaban siguiendo. Sentí temor por mis hijos”. Se hizo un silencio, todos querían saber de que empresa se trataba, obviamente era patrocinadora del Coloquio.
Ese no fue el único episodio, Cabot contó: “Recibí presiones, amenazas, cosas horribles. Le pedí ayuda al Gobierno de la Ciudad y a su policía, me trataron bárbaro, pero no hicieron nada. Hace unos días, en Bulnes y Libertador, comí con mi hijo y luego le pusieron un cuchillo en la panza y le sacaron su bici. El está a pata y yo triste”.
Casi al final, Diego Cabot interpeló a los empresarios, les dijo: “Pensé hacerles una pregunta y no lo voy a hacer. Quería preguntarles: ¿Quién se enteró de la corrupción por esta causa? ¿Qué hubiera pasado si no hubiera pasado nada? Estarían aca, como si nada…¿Por qué llegaron a este extremo? Estamos en un momento de asumir las consecuencias del silencio, las consecuencias de hablar, el descrédito es muy grande. No vale todo. Espero que no se repita. Hay mucha gente que habló y se sintió muy sola. Reconstruir la confianza y asumir el costo del silencio debe ser la enseñanza”.
Sobre el desenlace, Cabot se mostró, en parte, confiado: “Hay imputados confesos, la consecuencia debe ser distinta. Soy remiso en creer que va a ser un caso fundacional. Hay una ausencia de los gobernadores, tremendos responsables de todo lo que estuvimos viviendo, solo esperan que la cosa pase". Los empresarios aplaudieron y tímidamente, se pusieron de pie.
Apenas terminado, algunos empresarios se acercaron para hacerle preguntas.
Hugo Rossi, presidente de Tabacal, fue el único que se quejó: “No todos somos iguales. No me gustó la actitud de poner a todos los empresarios en la misma bolsa". El hombre aseguró "no se puede suponer que todos somos cómplices, no todos tienen relación con el Estado”.
Allan Clutterbuck de Fundación Rap: “Ojalá, la Justicia haga su trabajo. El esquema de incentivos cambió, hay empresarios encumbrados presos”.
Cristiano Rattazzi opinó: “Me hubiera gustado escuchar el nombre de la empresa que citó. Fue divertido escucharlo”
Carlos Pérez, presidente de la agencia BBDO: “Fue catártico, nos interpela a todos. Deberíamos plantear que es lo que tiene que hacer un empresario para cambiar en forma responsable el futuro”.