En julio, previo a las PASO, la actividad económica mostró una última señal de una incipiente y parcial recuperación, según los datos del Indec. La mejora contra junio, en el marco del programa de alivio electoral y la calma ya extinta cambiaria, fue de 1,2%, dato virtualmente libre de factores de estacionalidad. Esa historia quedó en el pasado: la nueva devaluación de agosto volvió a afectar al consumo y a la producción. Además, si observa los números entre enero y julio, el PBI cayó 2,1% respecto al mismo período del año pasado.

La suba intermensual de julio fue la última del 2019. Hacia adelante la expectativa es que la inestabilidad cambiaria desemboque en un nuevo desplome. El PBI caería incluso más que el 2,5% del 2018 y dejaría también un arrastre estadístico negativo de alrededor de 3% para el 2020. "Que bien lucía la economía en julio, respecto de lo que terminó sucediendo en agosto", opinó el director de Ecolatina, Lorenzo Sigaut Gravina.

Esto es: como la caída se concentrará a fin de año, el número de la actividad en diciembre estará en torno a 3% por debajo del promedio del PBI 2019. Por lo cual, para que haya una mejora, el crecimiento de la producción entre enero y diciembre del 2020 deberá superar ese número. Casi imposible, si se toma en cuenta la expectativa generalizada de un primer semestre todavía recesivo. Por eso se descuenta que entre 2018 y 2020 se registrarán, por primera vez desde la salida de la convertibilidad, tres caídas consecutivas del PBI.

La economista principal de LCG, Melisa Sala, reseñó el panorama futuro: "Julio será el último mes de crecimiento del año. La devaluación post elecciones ya tuvo arrastre en términos de inflación y el aliciente ofrecido por Gobierno a empleados públicos y beneficiarios de planes sociales y el bono de $ 5.000 (a cuenta de nuevos aumentos) al sector privado difícilmente puedan traccionar el consumo en los meses que quedan del año. Los costos que deja la reimposición del cepo y el perfilamiento de la deuda no auguran buenos resultados en materia de inversión".

De hecho, el Índice de Difusión de LCG, que mide el desempeño de los distintos sectores de la economía local a partir de 30 indicadores, anticipa una marcada caída de la actividad en agosto. La expectativa de la consultora fundada por Martín Lousteau es que el PBI caiga 3,4% durante el 2019. La peor contracción desde la crisis del 2009, cuando la caída de Lehman Brothers generó un colapso a nivel global.

En julio el que traccionó fue el agro, fiel a la costumbre que venía mostrando la economía local. La construcción, el comercio y la industria, los sectores clave en materia de empleo, volvieron a caer 2,2%, 1,3% y 2% interanual, respectivamente. El caso de la industria es destacable: cayó incluso comparando contra un julio de 2019 muy malo. Así, acumuló 15 meses consecutivos de contracción. La intermediación financiera bajó 13,9%.