“La decisión del fideicomiso del trigo y maíz está tomada”

Desde el Ministerio de Agricultura aseguraron a BAE Negocios que más allá del rechazo de los exportadores y productores, la medida se implementará en breve. 

SPremici

El Fideicomiso del maíz y el trigo sale o sale. Ese es el mensaje que dejaron trascender desde el Ministerio de Agricultura luego del rechazo de los exportadores y productores a la creación de este instrumento para regular el precio interno del pan, harinas y forraje para cerdos y carne aviar.

Será un fondo anticíclico de 150 millones de dólares aproximadamente, lo que equivale al 1 por ciento del valor de la producción actual del trigo y maíz. El ministerio de Economía y la Secretaría de Comercio Interior deberán intervenir en su proceso de constitución.

Desde Agricultura defienden este instrumento –a diferencia de las retenciones– porque permitiría focalizar la compensación entre los propios actores de la cadena.

“La otra alternativa era subir 3 puntos las retenciones, ahora con el 1 por ciento de lo que se exporta se tendrá un instrumento más ágil que debería institucionalizarse en el tiempo”, sostienen desde la cartera que conduce Julián Domínguez.

Rechazo de las patronales

Ante las consultas formuladas por BAE Negocios para saber los motivos del rechazo a esta iniciativa, las entidades patronales nucleadas en la Mesa de Enlace se remitieron al documento firmado por la Mesa del Trigo y el Maíz. Allí manifestaron que la incidencia del trigo en el pan es de solo el 11 por ciento y del 20 por ciento en el caso del maíz para el pollo, con la idea de subestimar la eficacia de la medida.

Como contrapropuesta, las patronales agropecuarias le sugirieron al Gobierno que utilice una parte de los ingresos fiscales que ya aporta el sector para “atender la demanda o el abastecimiento final para lograr un efecto precio” o que se destinen recursos hacia los sectores más vulnerables a través de la Tarjeta Alimentar. Sería la lógica del foquismo en el gasto público, tal como propone el FMI.

Otra de las quejas del sector privado se explica porque para recibir la compensación deberán tener todas sus ventas en blanco, cuando en el rubro de los harineros habría un 40 por ciento de informalidad.

“En función de otras experiencias, donde hubo desvío de fondos, rechazamos este fideicomiso”, sostuvo a este diario Carlos Achetoni, titular de la Federación Agraria. “Además, son retenciones encubiertas”, agregó.

“No es un rechazo económico, sino ideológico”, retrucan desde Agricultura. La mención de Achetoni hace referencia a un instrumento utilizado en 2005. La diferencia es que ahora sería administrado exclusivamente por el sector privado.

 

Fideicomiso 

El fideicomiso que está vigente desde el primer trimestre del año pasado es el del aceite. Si ese instrumento funciona, ¿por qué no debería suceder lo mismo en el caso del trigo y maíz?, le preguntó BAE Negocios al titular de FAA.

“Es más sencillo de implementar ya que el consumo interno de aceite es sólo el 15 por ciento de los producido, entonces la exportación tiene que cubrir menos. En el caso de la harina es más complejo porque la proporción siempre fue del 50 y 50”, sostuvo el titular de FAA.

Sin embargo, con los actuales rindes, las proporciones en el caso de la harina serían diferentes, 30 por ciento destinada al consumo interno y 70 por ciento para la exportación según reconocen los propios productores. Y si se tiene en cuenta que el valor de la cosecha de trigo y maíz rondaría los 15.000 millones de dólares, sólo el 1 por ciento debería destinarse al Fideicomiso (150 millones).

Tal cual están dados los precios internacionales de las materias primas, hoy resulta más rentable producir maíz que soja. Si no, ¿cómo se explicarían las 60 millones de toneladas sembradas de maíz contra las 46 millones de la oleaginosa?

Y si bien los márgenes brutos de rentabilidad varían según la región del país, un productor que obtiene 80 quintales de maíz, el cual cotiza 200 dólares a valor FOB, podría obtener una rentabilidad en dólares del 30 por ciento luego de descontar todos los gastos (alquiler, insumos, derechos de exportación). Por eso desde Agricultura consideran que el rechazo de este instrumento es ideológico.

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