Luego de la suspensión ocurrida hace casi un mes, finalmente el canciller de Brasil, Ernesto Araújo, visitará el país el próximo 10 de abril y ratificará la intención del Planalto de avanzar con la reducción del arancel externo común, posición compartida por el Gobierno aunque con ciertas dudas sobre la conveniencia de que sea este año.

Fuentes diplomáticas argentinas y brasileñas confirmaron ayer a BAE Negocios la visita del canciller de Brasil, luego de que se cancelara la fecha original del 7 de marzo pasado. En lo que respecta al aspecto comercial, será la continuidad de una reunión técnica que tuvo lugar el 13 de febrero último, cuando Brasil expresó su deseo y a la vez, presentó un plan para reducir el porcentaje de los aranceles, vía el listado de excepciones que contempla la normativa del Mercosur.

Desde el gobierno de Jair Bolsonaro relataron que el canciller brasileño contiene en su agenda la necesidad de adelantar conversaciones sobre este punto, además de otros ejes como el mayor relacionamiento internacional del Mercosur y la mejora del intercambio comercial. Desde el Gobierno se limitaron a expresar que "no es el año más propicio para discutir el arancel externo común, pero sí es una idea del Gobierno en cuanto a la flexibilización del Mercosur".

Los cuatro países del Mercosur, es decir también Uruguay y Paraguay, comparten la visión de que se debe hacer uso de las excepciones al arancel externo, lo que técnicamente significa que cada país puede bajar una determinada cantidad de aranceles en forma unilateral. Lo que queda bajo la lupa en este caso y podría significar un riesgo, es si no existe un consenso entre los socios sobre el uso de estas excepciones, Brasil -por ejemplo- puede afectar el desarrollo de un sector industrial argentino.

Bolsonaro analiza hoy distintos escenarios para instalar el debate en la venidera cumbre del Mercosur, que será en el mes de julio en Santa Fe. La Argentina y Brasil evalúan la posibilidad concreta de reducir los aranceles del bloque en algunos productos para fomentar beneficios en la productividad interna, relatan en el Gobierno. No obstante, desde las entidades industriales consideran que la baja de los aranceles traerá más importaciones y mayor recesión, para un sector manufacturero que trabaja a una capacidad instalada del 50 por ciento, con extremos como el sector automotriz (por debajo del 30 por ciento) y el textil, apenas por arriba de ese porcentaje.