El Gobierno resignó 0,25% del PBI en retenciones, pero mantuvo el superávit
Mantuvo congelado el gasto durante septiembre y, pese a la baja del 3% real en los ingresos, mantuvo el superávit primario, que fue de $696.965 M, y el fiscal, que fue de $309.623 M. En el año el primario redondeó el 1,3% del PBI, cumpliendo ya con el FMI, aunque deberá ajustar más si pretende llegar a la meta autoimpuesta del 1,6%
El Gobierno congeló el gasto en términos generales, con fuertes recortes en salarios públicos, envíos a las provincias para erogaciones de salud y obras públicas destinadas a vivienda y energía. Sin embargo, a contramano de la dinámica que venía mostrando a lo largo del año, anotó una fuerte inversión en obras en otros rubros como transporte y educación. Con todo, el gasto público terminó el mes en un empate en la comparación interanual, mientras que, en un mes en el que el fisco resignó un 0,25% del PBI en retenciones, el ingreso cayó un 3% en términos reales y la Secretaría de Hacienda anotó nuevo superávit fiscal y primario.
Pese a que el fisco resignó recaudación por el equivalente al 0,25% con la baja de retenciones que motorizó para ganar un días de alivio cambiario, el ministro de Economía, Luis Caputo, celebró haber mantenido el superávit y dijo: “Frente a los intentos de parte del arco político de romper el equilibrio fiscal, el Gobierno continuará garantizando el orden en las cuentas públicas, ya que es condición necesaria para continuar mejorando la calidad de vida de los argentinos. Desde el año pasado, el orden fiscal ha sido un pilar fundamental para bajar la inflación y reducir la presión tributaria al sector privado, haciendo posible una baja de impuestos equivalente a 2,5% del PIB desde el inicio de la gestión y un fuerte crecimiento del crédito para familias y empresas”.
Desde la consultora LCG adelantaron que ese sacrificio de ingresos vía retenciones decidido por el Gobierno, en una medida que buscó para facilitar el ingreso de USD7.000 M, obligará a más ajuste del gasto en los próximos meses, si se pretende alcanzar la meta autoimpuesta de un superávit primario de 1,6% del PBI. En los primeros 9 meses del año el Gobierno celebró un acumulado del 1,3% del PBI, que ya le permitió cumplir la meta pautada por el FMI. El superávit fiscal, por su parte, llegó a un 0,4% del PBI.
LCG adelantó: “El beneficio de retenciones al 0% para liquidaciones del agro por USD7.000 M dejó un costo fiscal de aproximadamente 0,25% del PBI. Sin nuevos ingresos que lo compensen, implicará un ajuste equivalente del gasto en los últimos 3 meses del año, si se sostiene la meta del 1,6% del PBI. Es consistente con asumir una caída del 4% anual real en el gasto discrecional en los meses que quedan del año”.
Más allá de la baja del ingreso total del 3% real durante septiembre, por el lado del gasto se vieron algunas dinámicas contrapuestas. Por un lado, las erogaciones para el pago de salarios públicos a nivel nacional cayeron un 14,7% anual en términos reales, dada una inflación interanual del 38,1% y una suba nominal de ese gasto del 17,7%. También cayeron fuerte los envíos a las provincias para gastos destinados al área de salud, con una baja real del 56,7% (caída nominal del 42,7%).
Sin embargo, hubo incrementos de la obra pública en general, del 17,2% real, y para transporte (del 132% real), educación (122,9% real) y agua potable (49,9% real) en particular. La dinámica de la obra pública en general fue, en el mes previo a las elecciones, a contramano de la dirección que venía mostrando en lo que va del año: tal como mostró el Iaraf, el gasto de capital se redujo un 12,8% real interanual en el acumulado de los primeros 9 meses.