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¿Hasta cuándo se mantendrá el dólar planchado? La respuesta de economistas

Actualmente, el dólar oficial permanece estable y sin gran volatilidad. Los especialistas del mercado analizan hasta cuándo podría seguir esta situación

BAE Negocios

El valor del dólar oficial permanece relativamente estable desde que el Gobierno implementó su estrategia de "ancla cambiaria" como mecanismo para frenar la inflación. Sin embargo, varios economistas advierten que este nivel de tipo de cambio real —es decir, ajustado por precios internos— es difícil de sostener a mediano plazo, sobre todo si se consideran las necesidades futuras de divisas que enfrenta la economía argentina.


Un informe reciente de la consultora Equilibra, elaborado por el economista Martín Rapetti, calculó que entre 2026 y 2030 se necesitarán unos USD 214.000 millones para cubrir distintas demandas de dólares. Esta cifra representa entre 5% y 6% del PBI anual, o entre 31% y 36% de las exportaciones, incluso bajo supuestos conservadores de crecimiento económico y demanda privada de divisas.

Entre los principales usos proyectados para esos fondos se encuentran:

  • La acumulación de reservas del BCRA, en línea con las metas pactadas con el FMI.
  • El pago del servicio de los Bopreal (Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre).
  • La continuidad de la dolarización parcial de ahorros por parte del sector privado.


Aunque el tipo de cambio oficial se mantiene sin sobresaltos, los datos analizados por consultoras privadas coinciden en que la estrategia del “dólar planchado” no tiene fundamentos sólidos si no se accede a un flujo externo de financiamiento extraordinario y sostenido.

“Es casi natural que un Gobierno piense que esta vez será diferente. Pero la evidencia histórica muestra que, incluso con superávit fiscal, las crisis cambiarias pueden ocurrir”, concluyó Empiria, al recordar el caso chileno de los años 80 como antecedente.

 

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¿Hasta cuándo podrá mantenerse el dólar “planchado”?

La estabilidad del tipo de cambio oficial en Argentina —el llamado “dólar planchado”— podría sostenerse en el corto plazo, pero diversos economistas coinciden en que no es sostenible a mediano o largo plazo sin cambios estructurales o una mejora sustancial en los flujos de dólares hacia el país.

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