La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos se reúne estemiércoles en un encuentro en el que todo apunta a que no habrá cambios en la política monetaria. Sin embargo, los analistas advierten que las claves del evento estarán en el tono del discurso de su presidente, Jerome Powell, quien enfrenta tensiones internas en el Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC) y crecientes críticas por parte de la Casa Blanca.

Se espera que la Fed mantenga por quinta vez consecutiva los tipos de interés en el rango actual del 4,25% al 4,50%, a pesar de los reiterados pedidos de sectores políticos ûcomo el presidente Donald Trumpû para iniciar un ciclo de recortes. La herramienta FedWatch de CME asigna apenas un 3,1% de probabilidad a una baja este mes aunque el mercado comienza a anticipar un giro gradual  en la estrategia monetaria.

La cifra más reciente de inflación, correspondiente a junio, mostró un alza del 2,7%, por encima del 2,6% previsto. A esto se suma un mercado laboral aún fuerte, con una tasa de desempleo que no justifica, por ahora, un alivio en el costo del dinero.

A nivel político, Powell se encuentra en el centro de la tormenta: su mandato como presidente de la Fed se extiende hasta 2026, y como gobernador hasta 2028, pero la presión de Trump y la incertidumbre sobre su continuidad podrían marcar el tono de su mensaje. Se espera que evite dar definiciones en esta reunión y postergue cualquier anuncio hasta el simposio de Jackson Hole, previsto para el 21 de agosto.

Según Barclays, la persistente incertidumbre sobre la política comercial -especialmente el impacto de los aranceles promovidos por Trump- es una de las razones por las que la Fed optará por mantener el statu quo.

Si bien no se esperan sorpresas en la decisión formal sobre los tipos, la atención de los mercados estará centrada en la conferencia de prensa posterior. Analistas de Bank of America estiman que Powell reafirmará el compromiso de la Fed con una política basada en datos, y que podría, de forma cautelosa, dejar abierta la puerta a recortes más adelante en el año.

Un mensaje moderado o flexible podría tener un impacto positivo en los activos de riesgo, como las acciones y el oro, y ejercer presión bajista sobre el dólar. En cambio, una postura más firme y restrictiva consolidaría la expectativa de mantener los tipos altos por más tiempo.