El gasto fiscal de la Administración Nacional anotó una caída del 4,8% real en marzo, al sumar $2.462.769 millones. informó el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO). Se trata de unos $125.000 millones menos que la recaudación del mes, un número muy superior a los $9.428 millones que le quedaban a Sergio Massa de margen para cumplir con la meta fiscal del FMI para el primer trimestre. Y eso que no contempla el gasto de otras dependencias del Sector Público, como ser las empresas estatales.

Además, por tratarse el dato del gasto devengado y no del efectivamente pagado, tal y como exigen las normas contables del Acuerdo con el Fondo, es posible que pisar esos pagos, engrosando la deuda flotante, sea la estrategia con la que Economía intente llegar a cumplir la meta fiscal de este trimestre. El 20 de abril próximo, la Secretaría de Hacienda dará a conocer el dato consolidado con la metodología del FMI.

Mientras, Massa viajó a Washington esta semana para negociar un cambio en las metas por venir, a la luz de que, sólo en los dos primeros meses del año, producto de la abrupta caída en la recaudación que generó la sequía, consumió el 98% del espacio fiscal que el FMI le había asignado a todo el primer trimestre.

En marzo, el gasto de la Administración Pública Nacional tuvo un aumento del 94% a pesos corrientes, frente a una inflación que habría sumado 103,8% interanual, tal como reveló el Ceso. De esta forma, en términos reales el gasto anotó una baja del 4,8%, que estuvo concentrada en los servicios económicos, los subsidios, con un aumento nominal del 70% interanual y en la administración gubernamental, con un alza del 62%. El Ceso explicó que esta reducción "puede deberse a una combinación de: 1. menores compras (bienes de uso y servicios); 2. menores subsidios por la segmentación y menores costos en la energía; y 3. retrasos en los pagos (deuda flotante)". A esto se sumó que, gracias al congelamiento de la planta estatal, desde agosto hasta febrero la administración se redujo en 3.214 puestos de trabajo.

Por el contrario, los gastos que más crecieron fueron los que se agrupan en pagos de deuda pública (143%) por un total de 188.554 millones y Servicios de Defensa y Seguridad (131%).

Para cumplir con las exigencias del FMI, en el primer trimestre, el déficit no podía acumular más de $441.500 millones y a febrero ya se habían consumido $432.072 millones, el 98% de ese total, conforme a las estimaciones de la consultora PxQ. Estos últimos datos, medidos en base caja (no devengados), tal y como lo exige la metodología del FMI.

Desde el Cepa advirtieron, sin embargo, que Massa contaba con un último recurso para cumplir con la meta: pisar los pagos y patearlos hacia adelante. De hecho, esto fue lo que hizo el Gobierno en diciembre para sobrecumplir la meta del último trimestre del año pasado y lo que causó que, tanto en enero como en febrero, en base caja el resultado fiscal haya sido deficitario, mientras que en base devengado en enero fuera superavitario. Así, a comienzos de marzo, el margen entre el stock de deuda flotante y lo que permite tener el FMI era "de mínimo $446.000 millones", había estimado el Cepa.

La diferencia entre gastos devengados y gastos efectivamente pagados es particularmente relevante en el caso de los subsidios energéticos, ya que con las tarifas solo se venía cubriendo el 47% del costo monómico de la energía eléctrica tal y como lo explicó el Grupo Geres. Puntualmente, en marzo el Gobierno sumó a la deuda flotante $151.952 millones por este concepto, hasta alcanzar un stock de $228.513 al cierre del primer trimestre.

"Nuevamente primó el objetivo de morigerar el déficit fiscal que se mostrará al cierre del trimestre (base caja) y se postergaron pagos que seguramente impactarán en la ejecución de caja del tesoro del abril", detallaron en Geres.