El PBI se mantiene estancado desde febrero, luego del rebote en V
En mayo hubo estancamiento, con una muy leve baja del 0,1% y, de esa forma, la actividad se mantuvo en niveles idénticos a los de febrero. Desde entonces no logró superar esa marca y para lo que viene también se espera una dinámica moderada, de la mano de un salario en baja y un crédito desacelerando. Es una explicación clave de la continuidad en la desinflación y la moderación en las importaciones
Luego del fuerte rebote en V que protagonizó la actividad económica desde mediados del 2024, entre febrero y mayo se consolidó un estancamiento que viene favoreciendo a la continuidad de la desinflación, pese a la suba del dólar, y a contener a las importaciones. El Indec confirmó que hubo una caída pequeña del 0,1% mensual desestacionalizado en mayo. Así, el PBI continuó durante ese mes en el mismo nivel que tenía en febrero. Desde entonces, con el salario en baja y el crédito desacelerando, se mantuvo estancado.
El Indec publicó el informe del Estimador Mensual de Actividad Económica (Emae) correspondiente a mayo y, además de baja del 0,1% mensual, también arrojó una mejora del 5% interanual, aunque ese dato es contra una base de comparación demasiado baja, en el piso de la fuerte caída que siguió a la megadevaluación de dicimbre del 2023. De hecho, entre mayo del 2024 y febrero del 2025, el período en el que se armó la última pata de la V, la economía había llegado a recuperar un 7,3%.
Desde entonces se mantuvo quieta. En marzo primero cayó un 1,7%, de la mano de la incertidumbre en los mercados que generó el anuncio de un cambio de régimen cambiario. En abril recuperó lo perdido con una suba del 1,8% y en mayo bajó un 0,1%. Para junio algunos datos dieron señales de mejoras, pero otros indicador que fue un mes negativo. Por un lado, el IVA DGI creció en comparación a mayo, los indicadores de la construcción fueron al alza y treparon los patentamientos de autos y motos. Por otro, cayeron las ventas minoristas de CAME, la recaudación del impuesto al cheque y las importaciones devengadas.
Aún así, hubo una mejora de 0,7% desestacionalizado en la comparación contra diciembre del 2024, que se explicó, tal lo dicho, pura y exclusivamente por lo ocurrido en el primer bimestre, con un febrero que fue positivo. Lo cierto es que desde entonces la economía dejó de crecer y eso aparece entre las principales explicaciones de por qué hasta ahora no hubo demasiado pass-through de la suba del dólar a precios y por qué en junio cayeron las importaciones y mejoró el superávit comercial.
Desde LCG dijeron: “Después del rebote post caída de 2024, el crecimiento parece amesetarse. Contra diciembre, la actividad acumula un incremento de apenas 0,7%, básicamente por lo ocurrido en el primer bimestre. Se estaciona en un nivel que todavía no llega al del pico previo (0,6% por debajo junio 2022)”.
Desde el Grupo SBS agregaron: “Reiteramos que, a nuestro entender, tanto el elevado nivel de tasas reales en pesos de los últimos meses, junto a salarios privados registrados que han caído a abril, mostrando cierto estancamiento tras el rebote desde mínimos de 2024, estarían limitando el potencial del rebote de la economía. Respecto a lo primero, datos del BCRA a mayo mostraron un nuevo aumento en el ratio de mora de los créditos al sector privado, con las familias más afectadas que las empresas, factor que impacta sobre consumo y actividad”.
El exasesor del presidente Javier Milei, Fausto Spotorno, afirmó la semana pasada que “la inflación en parte se contiene por el límite a subir los precios continuamente para poder vender”. Es decir, que la baja del salario, en pleno ajuste fiscal que hizo énfasis en jubilaciones y sueldos de estatales, viene ayudando a contener a la inflación en un contexto de sesgo alcista del dólar. Esa moderación es clave para mantener estancada a la actividad y, por ende, moderar la importación de bienes, una de las amenazas claves que se cierne sobre la dinámica cambiaria, tras 12 meses de rojo en la cuenta corriente cambiaria.