La inflación de junio también podría empezar con "1", pero difícilmente perfore el 1,5% de mayo
El componente estacional de la baja inflación de mayo difícilmente se repita en junio, lo que obliga a la mayoría de las consultoras a ser prudentes en sus proyecciones. Muchas no descartan que volverá a ser inferior al 2%
El 1,5% de inflación de mayo entusiasmó al presidente Javier Milei y al ministro de Economía, Luis Caputo, que no descartó que la tendencia descendente prosiga y que en “tres meses” el índice mensual pueda incluso ser inferior al 1%, algo que no ocurre desde septiembre de 2016.
Pero gran parte del buen desempeño del mes pasado se debió al componente estacional, cuyos productos cerraron con una caída del 2,7%, con una incidencia de la baja en el rubro “Verduras, tubérculos y legumbres", que en el Gran Buenos Aires fue del 9,8%. Ese componente estacional no necesariamente tendrá el mismo comportamiento en junio y al respecto la consultora LCG midió una suba del 4% en las verduras en la segunda semana de junio, un desempeño opuesto al de mayo.
Tampoco pueden dejarse de lado los incrementos en tarifas de servicios públicos, aunque su incidencia se acota en la medición nacional al estar por lo general circunscritos al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que tiene una participación del 44,7% en el IPC nacional.
Las principales consultoras ya dieron a conocer sus estimaciones de inflación para un mes en el que el Gobierno pondrá a prueba su capacidad de consolidar la tendencia de desaceleración en la inflación.
Los números en danza van de un máximo de 2,2% proyectado para todo el mes por Equilibra hasta la visión más optimista de la Fundación Libertad y Progreso, cuyo economista Eugenio Marí no descartó que la inflación de junio “incluso podría ser más baja” que el 1,5% del mes precedente.
LyP es, por el momento, la única entidad que arriesgó un porcentaje inferior al de mayo, en un análisis en el que, además, previó que “para el último trimestre del 2025 ya estaríamos con IPCs cercanos al 1% mensual”, de manera tal que “en 2026 Argentina romperá con 20 años ininterrumpidos de inflación de dos dígitos, lo que nos devolvería al pelotón de países normales en términos inflacionarios”.
Por el contrario, Equilibra fundamentó su pronóstico de 2,2% en que “producto de un alza significativa de precios Regulados (treparían 3% en el mes por tarifas y tabaco) y que los Estacionales no ayudarían tanto como en abril (caída récord de 2,7%), la inflación no volvería a perforar el 2% en junio”.
La consultora dirigida por Martín Rapetti midió una suba del 0,4% en la segunda semana del mes, en la que, a diferencia de mayo, los Estacionales lideraron el alza con un 0,7%, seguido por un 0,5% en los Regulados.
El grupo financiero AdCap pronosticó una inflación de 1,6% y, desde su perspectiva, consideró que los bonos indexados serán menos atractivos, lo que refuerza la “confianza” de la entidad “en los bonos en pesos a tasa fija”, dada la decisión del Gobierno de asegurar la estabilidad cambiaria.
La consultora C&T estimó que la inflación del Gran Buenos Aires “será mayor que la de mayo”, mes en el que hubo tres factores que no se reiteraron en junio, como la baja de las verduras, la de los combustibles y el programa de ofertas generalizado como fue el “hot sale”.
Por su parte, EcoGo previó un 2,1% de inflación para todo el mes, aunque advirtió que se trata de una estimación “preliminar y sujeta a modificaciones”.
Analytica proyectó una suba de 1,7% para todo el mes, luego de reportar un incremento del 0,1% en Alimentos y bebidas.
LCG estimó que en los meses venideros “la inflación seguirá descendiendo al compás de la prudencia fiscal” y que el año cerraría con un índice en torno al 30%.
De todos modos, advirtió que “este descenso podría interrumpirse transitoriamente en la medida que el mercado considere que el tipo de cambio debería estar en un nivel más alto, producto del deterioro del comercio exterior por el mayor ímpetu de las importaciones”.
“Pero no creemos que será el fin del mundo, en tanto se mantenga la idea de que el cambio a un régimen macroeconómico más prudente continuará”, completó.
La tensión entre bienes y servicios
La entidad dirigida por Javier Okseniuk puso el acento en la tensión entre los precios de los bienes y los servicios, ya que cuando estos aumentan sistemáticamente por arriba de los primeros, “en algún momento los niveles de precios tienen que equipararse un poco”.
“Eso suele ocurrir con aumentos más altos en bienes que con deflación de servicios, lo que augura un piso inercial”, señaló.
Para LCG, “no tenemos nada genéticamente nocivo que impida que la inflación baje rápido, y de mantenerse la conducta fiscal, tarde o temprano tendremos un régimen de inflación baja. Pero no hay que despreciar estos componentes inerciales en un país con memoria inflacionaria tan arraigada, en donde a la menor posibilidad, en la medida que la demanda lo permita, se recomponen márgenes”.
En esa carrera entre bienes y servicios, una de las tareas que al Gobierno le resta completar es, precisamente, la recomposición tarifaria en energía eléctrica, gas y transporte público, factores que no pueden soslayarse a la hora de evaluar el piso inflacionario de los próximos meses.