¿Las mujeres son realmente autónomas?
Según el Reporte de Brechas de Género 2021 del Foro Económico Mundial, Argentina ocupa el puesto 36 en el ranking de igualdad de género que incluye a 149 países. El ranking es el resultado de la agregación de cuatro dimensiones críticas para el empoderamiento de la mujer. Argentina se ubica en diferentes puestos en cada una de ellas.
En Logros Educativos ocupa el 1er lugar; en la categoría Salud y Supervivencia el 48; en Empoderamiento Político el puesto 25; y en Oportunidades Económicas, el puesto número 103. Este último es definitivamente nuestro peor resultado y cabe destacar que no es producto exclusivamente de la pandemia, ya que en los reportes anteriores, en esa categoría también teníamos el rendimiento más bajo.
Estos datos dejan en evidencia que la situación de las mujeres respecto de las oportunidades y participación en la economía es el principal condicionante para alcanzar la equidad de género en nuestro país.
Si queremos traducir este resultado a la realidad, debemos pensar qué significan las oportunidades económicas en la vida de una mujer. La CEPAL define a la autonomía económica como la capacidad de las mujeres de generar ingresos y recursos propios a partir del acceso al trabajo remunerado en igualdad de condiciones que los hombres.
¿Qué están haciendo las mujeres que no trabajan y que no buscan trabajo?
Si analizamos cuáles son los factores que limitan la participación de las mujeres en el mercado laboral, encontramos varios, pero el principal consiste en que las mujeres salen menos a trabajar porque tienen que cuidar de otros.
Esas mujeres están haciendo tareas de cuidado. Todo lo que implica la reproducción del hogar: la reproducción biológica, que implica gestar, parir y amamantar a sus hijos; y la reproducción social, que son las tareas de crianza, limpieza, cocina, organización del hogar, sin las que no podrían subsistir el resto de los miembros de la familia. Por otra parte, la administración de los recursos es otro factor determinante en lo que concierne a la autonomía económica de las mujeres, ya que debido a factores culturales, el manejo de las finanzas familiares y de la administración del dinero son generalmente dominio de los varones.
Quienes tenemos responsabilidades públicas, debemos trabajar en políticas que promuevan la autonomía económica de las mujeres.Hay varias formas en que desde el ámbito gubernamental se puede contribuir a reducir la brecha de oportunidades económicas. En primer lugar, podemos ampliar la oferta estatal de cuidado para niños y adultos mayores. Los servicios de cuidado para la primera infancia constituyen el dispositivo de política pública con mayor potencialidad y que evidencia menor desarrollo. (Las políticas de cuidado en Argentina: avances y desafíos. OIT, UNICEF, PNUD, CIPPEC, 2018).
A su vez, se puede trabajar en la agenda de las licencias por maternidad y paternidad, ya que la licencia por maternidad mucho más larga que la licencia por paternidad contribuye a la noción de que las mujeres son las principales responsables en tareas de cuidado y proporciona diferencias en el mercado laboral.
Debemos apuntar a "un esquema universal de licencias que promueva la coparentalidad para que todos los padres y las madres compartan responsabilidades de cuidado" (CIPPEC). En esta línea, impulso desde la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, proyectos que modifican las licencias de los distintos regímenes de trabajadores estatales de nuestra provincia, ya que las licencias de los trabajadores del sector privado es competencia del Congreso Nacional.
Otra línea de acción consiste en trabajar en la concientización sobre la corresponsabilidad en los hogares y en la educación financiera para mujeres para promover más equidad en los hogares tanto en lo doméstico como en lo financiero.
Por último, no debe perderse de vista que las autonomías están interrelacionadas: no podemos pensar la autonomía física de mujeres que sufren violencia si no tenemos resuelta su supervivencia material y las personas que dependen de ellas. En otras palabras, la autonomía económica es determinante para contar con la libertad de elegir cómo vivir.
Si bien hay cada vez más conciencia sobre la igualdad de género, considero medular redoblar el compromiso político y de gestión en materia de autonomía económica de las mujeres por ser el principal condicionante para alcanzar la equidad de género en nuestro país y porque, en definitiva, estaremos trabajando por un mejor desarrollo de nuestra sociedad.
* Diputada Provincia Buenos Aires.