De la misma forma que en el caso de los alimentos, los medicamentos en la Argentina aumentaron nada menos que un 31% promedio en el primer semestre, por encima de una inflación general que fue del 25,3%.

Así lo indica un estudio del Centro de Profesionales Farmacéuticos (Ceprofar) al que accedió BAE Negocios y será publicado en los próximos días. Uno de sus directivos, Rubén Sajem, reclamó que el Gobierno ejerza una mayor regulación y propicie la compra de medicamentos genéricos ya que la diferencia de precios por marcas se estira hasta cuatro veces.

De acuerdo al documento, la suba semestral en remedios de venta libre alcanzó el 30,6%,  mientras que los de venta bajo receta se incrementaron en un 29%. En algunos rubros, como los de uso pediátrico el salto fue del 33,3% y los anticonceptivos se remarcaron un 32%.

Asimismo, los analgésicos vieron subir su valor un 30% entre enero y junio, frente a igual lapso que 2020; y los ansiolíticos se encarecieron entre un 30% y 35%. Sajem puso énfasis en que “sigue la prescripción por marca y aunque no es ilegal, el Estado debe realizar un trabajo de regulación más fuerte para fomentar la participación de los genéricos que tienen precios más económicos”.

“Hay carencias en la regulación, aunque durante el gobierno anterior los medicamentos aumentaban el doble que la inflación. Pero indudablemente sigue faltando una incentivación a los genéricos y la creación de un vademécum público” que establezca precios de referencia, planteó el directivo del Ceprofar.

La contracara es la situación de los 3,5 millones de jubilados beneficiados por las políticas del PAMI, que incluyen claramente el descuento del 100% en el precio de un gran abanico de remedios, apuntó Sajem.

“Según estudios del PAMI, un jubilado se ahorra 4.200 pesos por mes debido a la cobertura que tiene en estos momentos”, señaló. Incluso, la cantidad de medicamentos que recibe subió entre 12% y 20% y desde que asumió el actual gobierno, el organismo invirtió 127 millones de pesos en los remedios esenciales gratis.  

En forma paralela, el trabajo puntualiza que una familia de alto poder adquisitivo gasta tres veces más que un hogar pobre, en lo que se refiere a la atención médica. Y en cuanto a los medicamentos, la diferencia es sólo de 1,4 veces porque los sectores más altos no necesitan recurrir a la compra de productos por la asistencia previa.

Al igual que en los meses anteriores, los precios de los medicamentos -tanto de venta libre como recetados- subieron en junio pasado por encima de la inflación, entre el 3,5% al 5%, con picos que treparon al 8%.

Sajem señaló que “en junio, el 90% de los medicamentos tuvo un incremento superior a la inflación; siguen los abusos por parte de los laboratorios y no se ve ningún control”. Los incrementos alcanzaron a los antibióticos, ansiolíticos, sedantes, antiácidos, “todos medicamentos recetados que están eludiendo el compromiso de aumentar en línea con la inflación o por debajo”, agregó.

Si bien los medicamentos más usados aumentaron 46,1% el año pasado, para el resto del universo de remedios las subas rondan el 40%.