Pese al temor de una burbuja, las firmas de IA seducen a los inversores

Las tecnológicas ya concentran un cuarto del mercado corporativo en todo el mundo

BAE Negocios

La expansión de la inteligencia artificial (IA) ya no solo transforma la manera en que trabajamos, producimos y consumimos sino que también está empezando a modificar la estructura del mercado financiero global. En los últimos meses, las principales compañías tecnológicas recurrieron al endeudamiento para sostener su carrera por el dominio de la IA. Ese fenómeno, que hasta hace poco parecía limitado a la innovación y al desarrollo de software, ahora se refleja en el apetito de los inversores por bonos corporativos vinculados con estas firmas.

De acuerdo con datos publicados por el Financial Times, los gigantes del sector emitieron en lo que va del año más de USD200.000 millones en bonos de deuda, una cifra que marca un salto histórico. Las colocaciones buscan financiar la creación y el mantenimiento de centros de datos (instalaciones que consumen enormes cantidades de energía y recursos) y que resultan indispensables para el entrenamiento de los modelos de inteligencia artificial.

El medio británico subrayó que "los gigantes tecnológicos que proveen el cómputo en la nube financiaron primero sus grandes inversiones en centros de información e infraestructura relacionada, principalmente, a través de sus fuertes ganancias y balanzas comerciales, pero luego comenzaron a incrementar considerablemente su participación en los mercados de deuda para cubrir los costos de los colosales centros de IA, particularmente porque los beneficios de esta tecnología tardarán años en llegar".

El cambio de estrategia evidencia que el auge de la IA requiere una escala de capital difícil de sostener incluso para las empresas más rentables del planeta.

Récords

Uno de los casos más recientes es Meta, la compañía de Mark Zuckerberg, que vendió bonos destinados a proyectos de IA por más de USD30.000 millones. La operación registró una demanda desbordante: los pedidos superaron los USD125.000 millones, una cifra récord para una transacción corporativa de este tipo en Estados Unidos.

Un movimiento similar protagonizó Oracle, que colocó bonos por USD18.000 millones para financiar centros de datos utilizados en la infraestructura de OpenAI, la empresa que marcó el pulso del sector con la creación de ChatGPT. En ambos casos, la demanda multiplicó la oferta, lo que refleja el entusiasmo de los inversores por sumaerse al boom de la IA.

Según las proyecciones del mercado, Meta, Alphabet (matriz de Google) y Oracle podrían alcanzar en conjunto una oferta superior a los USD180.000 millones en bonos de deuda. De concretarse, el segmento vinculado con la inteligencia artificial pasaría a representar cerca del 25% del total de bonos corporativos emitidos en Estados Unidos, un peso que altera el mapa del financiamiento global.

Sin embargo, no todos observan este fenómeno con entusiasmo. Para Gordon Shannon, miembro fundador de la gestora TwentyFour Asset, esta tendencia podría concentrar demasiado capital en un solo tipo de inversión. "La demanda por bonos de deuda se está enfocando únicamente en proyectos relacionados con la IA, lo que puede generar un efecto negativo en el resto del mercado", advirtió. La diversificación, un principio básico de los portafolios de renta fija, parece perder terreno frente al atractivo de la tecnología de moda.

El jefe de investigación tecnológica de DA Davidson, Gil Luria, también alertó sobre el riesgo de un exceso de confianza. En diálogo con Financial Times, señaló que "los bonos que estamos viendo actualmente no han sido demasiado caros debido a la fase del ciclo en la que nos encontramos, pero las empresas van a necesitar cientos de miles de millones de dólares más". Asimismo, Luria advirtió que el riesgo podría volverse sistémico "si los mercados acaban invirtiendo cientos de miles de millones de dólares en deuda en activos que se deprecian rápidamente y que pueden no generar rendimientos suficientes".

A pesar de las advertencias, los indicadores financieros todavía no reflejan un estrés evidente. Datos recopilados por Bloomberg revelaron que el costo promedio de la deuda corporativa en Estados Unidos cayó al 4,81%, lo que demuestra que los inversores siguen dispuestos a financiar a las tecnológicas en condiciones ventajosas. En un contexto de tasas más bajas, las grandes compañías aprovechan para reforzar su músculo financiero antes de que la ola de la IA se estabilice.

No obstante, la euforia bursátil que acompaña a la IA también despierta cautela entre los ejecutivos de Wall Street. En un foro financiero organizado por la Autoridad Monetaria de Hong Kong, los principales referentes del sector (entre ellos los jefes de Capital Group, Goldman Sachs y Morgan Stanley) coincidieron en que una corrección de entre el 10% y el 15% en los próximos meses sería saludable para el mercado. Tras un rally de casi 40% en el S&P 500 desde abril, algunos advierten que las valoraciones alcanzaron niveles históricamente elevados.

Paralelismo

"Los beneficios empresariales son fuertes, pero lo que resulta desafiante son las valoraciones", reconoció Mike Gitlin, presidente y CEO de Capital Group. En la misma línea, Ted Pick, titular de Morgan Stanley, sostuvo que "los mercados llegaron muy lejos" y que en Estados Unidos persiste "un riesgo de error de política económica". Aunque destacaron que el riesgo sistémico se redujo, ambos ejecutivos coincidieron en que los inversores deben prepararse para poder afrontar una fase de mayor volatilidad.

Desde Goldman Sachs, David Solomon reforzó esa visión: "Las valoraciones tecnológicas están completas, aunque no en todo el mercado. Nuestro consejo para los clientes es mantenerse invertidos, revisar las asignaciones de cartera y evitar intentar anticipar el momento del mercado". Según el banquero, las correcciones son naturales incluso en ciclos positivos y permiten "reevaluar" los precios.

Más allá del entusiasmo actual, algunos analistas comienzan a trazar paralelos con episodios históricos. El economista Keen recordó que "la comparación con la burbuja de las telecomunicaciones de principios de la década de 2000 es inevitable". En aquel momento, la inversión anual de USD121.000 millones en fibra óptica generó una sobrecapacidad masiva y el colapso de varias empresas. Actualmente, el gasto de capital en IA triplica esa cifra. La diferencia, sostiene, es que los balances de compañías como Microsoft, Alphabet y Amazon son más sólidos y cuentan con ingresos diversificados, aunque la expansión a través de deuda introduce un nuevo nivel de apalancamiento.

Si las proyecciones más optimistas se concretan y el mercado de la IA alcanza los USD2 billones estimados por los analistas, las deudas actuales parecerán modestas frente al incremento de los ingresos. Pero si los retornos resultan menores que los esperados, muchas de estas empresas quedarán atrapadas en montañas de deuda difíciles de sostener, con consecuencias que podrían sentirse en todo Wall Street.