La cartelera cinematográfica de la Argentina sigue moviéndose y creciendo poco a poco, en la medida en que se incorporan tanques. El estreno de Mujer Maravilla 2, película que quedó en el primer puesto desplazando a la familiar Tom y Jerry al segundo lugar, permitió que los niveles de público se mantuvieran dentro de niveles aceptables para el contexto de pandemia. En el fin de semana hubo alrededor de 150.000 espectadores, y el filme de la superheroína de DC tuvo cerca de 47.000.

Esto hay que mirarlo del siguiente modo. En primer lugar, las salas solo pueden funcionar con una capacidad muy limitada, de no más del 30% de ocupación. En segundo, las entradas de cine sin descuento en AMBA rondan los $ 600, muy caro pero todavía de los entretenimientos más "baratos" fuera del hogar. Tercero, el horario limitado de apertura hace que haya muchas menos funciones. Por último, aún solo tenemos en funcionamiento menos de los dos tercios de las pantallas del país.

Dicho de este modo, con todas esas salvedades y haciendo las cuentas (o comparando con una semana equivalente de 2019), la asistencia en salas es normal, incluso alta. El truco: que las películas sean aptas para todo público. Es decir, se depende casi exclusivamente de los grandes "tanques" para que arrastren una cantidad aceptable de espectadores. Lo que deja poco espacio -aniquila, con el tiempo- otro tipo de películas.

La pandemia hizo, pues, que quedara claro un nuevo modelo cinematográfico que depende solo del gran espectáculo apto para todo público. Algo que, desde hace años, era un destino que podía cambiarse. Probablemente ya hemos pasado -los números lo indican- el punto de no retorno.