Una película china debutó en su país con USD53 millones de recaudación en el fin de semana. El filme Sacrifice, sin demasiada competencia, se llevó el primer puesto en las taquillas de China entre viernes y domingo. La noticia podría ser una más en cualquier año, pero en medio de la pandemia de Covid-19, implica otra cosa: que el mercado -hoy- más grande del mundo, a pesar de haber caído a una cuarta parte de su tamaño debido a las cuarentenas, se está recuperando con fuerza.

No es la única noticia detrás de la noticia. La otra es que lo hace gracias a las películas locales, y no a los tanques de Hollywood que en general empujan las recaudaciones también en el Imperio del Medio. El ejemplo claro es Mulan, que pudo verse en cines en China pero no llegó nunca a los primeros puestos de la taquilla, mientras que otras películas superaron con creces los cien (en un par de casos los trescientos) millones de dólares en recaudaciones. Algo similar pasó con Tenet, el único "tanque" veraniego que los estadounidenses se arriesgaron a estrenar globalmente en salas, con magros resultados en su país de origen.

Las consecuencias son varias. La primera, que China se afianza en la producción, si no en la distribución y exhibición globales. La segunda, que puede seguir optando por mucho tiempo por la sustitución de importaciones también en el campo del audiovisual. La tercera, que es probable que imponga su fuerza en el mercado internacional en el corto o el mediano plazo, mientras que Hollywood aún se debate entre postergaciones y dudas respecto del regreso del público a las salas. La buena noticia: hay aún público para los cines tal como los conocemos. O conocíamos.