El récord de Toy Story permite que la taquilla permanezca con una sonrisa
El cine, convertido casi exclusivamente en salida infantil
El pasado fin de semana siguió siendo muy bueno para la taquilla cinematográfica de Argentina. No tanto como los anteriores, porque las novedades no iban a sumar mucho (la salida más grande la tuvo la película de terror El muñeco maldito, que de todos modos ingresó al top ten) y las primeras en la lista están "cayendo" en su convocatoria. Claro, si se puede decir "caer" a, en cuarta semana, meter más de 440.000 espectadores como Toy Story 4. Que, de paso, se convirtió oficialmente en la película más vista en la historia de la exhibición en la Argentina, así como la primera en superar la barrera de los cinco millones de entradas vendidas desde su estreno. Relegó a la anterior película récord, Minions, al segundo puesto. Ahora bien: no tiene "cinco millones una entrada" y está en el puesto 10. Está primera, tiene cinco millones y cuarto, recién vienen las vacaciones de invierno y no es inverosímil que pase -y por mucho- los seis millones de espectadores. Como suele pasar, las películas con más público son las dedicadas a familia o chicos: Spiderman mantiene el segundo lugar y Mascotas 2, el tercero.
El sitio Otroscines.com publicó una interesante nota analizando las cuarenta películas más vistas en la Argentina. Recomendamos leerla, pero aquí vamos a quedarnos con una de sus conclusiones: las películas animadas tienen muchísimo más peso en nuestro país que, en general, en el resto de los mercados internacionales. Para quienes crean que la Argentina no es un mercado importante, cabe aclarar que, de cincuenta y seis plazas, nuestro país figuró como 22° en el ingreso total del megatanque Avengers: Endgame, por ejemplo. Y más arriba para Toy Story 4, dado que en nuestro país lleva recaudados más de US$18 millones (datos del sitio especializado Box Office Mojo), y seguramente pasará los veinte millones de la moneda estadounidense. No somos China, pero tampoco -digamos- Eslovenia (para hablar de mercados chicos).
Hay una desaparición constante de audiencias y solo funciona lo infantil de marca
Volvamos al asunto: las películas de animación suelen tener una ventaja que no tienen las películas de acción en vivo: venden más entradas porque los niños no van solos. Parten de dos tickets para un "espectador" (como promedio, y eso aunque haya muchos adultos que van sin niños a ver un filme como los de Pixar). Pero suelen ser tres (niño, amiguito o hermano, un adulto). Nuestro mercado -hiperconcentrado, con pocas salas y con casi nula variedad- se ha "especializado" en sostener esta clase de películas en una cantidad obscena -para ser precisos- de salas. Así, el cine se está transformando en un entretenimiento para chicos y adolescentes. Es ciero que el fenómeno es internacional y que algo de esto sucede en todo el mundo. Pero las características de nuestro país, donde nunca hubo un freno serio a la concentración ni políticas que apostaran a la variedad en tipos de cine, ha llevado a este punto. Ya ni siquiera funcionan las comedias familiares argentinas, que en esta época del año sumaban mucho (vean la recaudación total de No soy tu mami, por ejemplo, que en otros tiempos debería de haber sido más alta). Y ni hablar de filmes nacionales y adultos: con mucho esfuerzo, El cuento de las comadrejas pasó el medio millón de entradas. Aunque se venda mucho, no deja de ser preocupante. Y la clave también tiene que ver con la educación.