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Estrenos en el cine: muchas películas de poco peso antes de Semana Santa

El espectador de cine esta semana tiene bastante para elegir, y no hay grandes “tanques”. Lo que a veces está muy bien (porque saturan) y a veces, no tanto (porque no hay conversación). Esta vez estamos en el medio. Hay espías, hay cine religioso, algo de terror clase Z, animé y alguna otra cosa. Pasen a elegir, que hay oferta.

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Lo bueno de los grandes tanques de Hollywood es que el espectador no avezado, ese que va al cine como entretenimiento de tanto en tanto, elige ir y eso mueve el negocio, lo que permite el estreno de otras películas. Lo malo de una semana que no los tiene es que la cartelera carece de un “atractor”, aunque todavía sigue con muchísimo peso Una película de Minecraft, que va a pasar por mucho el millón de espectadoes en diez días. Esta semana es un poco de ambas categorías: hay un tanque menor y el atractor es un estreno pasado.

El “tanquecito” es El amateur: operación venganza. En el título original el “operación venganza” no figura pero bueno, es como para que el cinéfilo vernáculo entienda de qué va porque, se sabe, si no sabemos qué vamos a ver, no vamos. En fin, es una película de espías donde un analista de la CIA (Rami Malek, sin la prótesis dentaria que le valió un Oscar por Bohemian Rhapsody) sale a cazar a los asesinos de su mujer, unos terroristas malísimos (parece). El tipo nunca manejó un arma, pero no se preocupe, está Larry Fishburne para enseñarle. Y además sabe manejar computadoras, qué se cree. La película es puro lugar común pero los actores le ponen azúcar, pimienta y sal, así que uno sale más o menos contento.

Luego tenemos las dos películas “humanas” de la semana, una para adolescentes melancólicos; otra para adultos melancólicos. La primera es la coreana La niña de mis ojos, que narra la relación en un secundario entre un chico un poco tímido y una chica que no sólo es lindísima sino inteligentísima y de la que se enamora todo el mundo. Como en general en el cine de este origen, el melodrama sirve para contar las tensiones de un mundo dominado por rituales y por competencias. Está muy bien y es de llorar.

La otra es la francesa El viaje de Madeleine, donde una anciana señora viaja en taxi a un geriátrico y primero recorre los lugares que significaron algo en su vida. Por supuesto que se relaciona con el taxista, faltaba más. Es de esas películas hechas de nostalgia que no se apresura; por cierto llena de fórmulas pero tratadas sin estridencias ni locuras. Está muy bien y es de llorar.

Quizás no lo sabían, pero desde el año pasado el Mickey Mouse de su primer corto (Steamboat Willie) entró a dominio público. Y hay un conjunto heteróclito de cineastas estadounidenses a la caza de “dominio público”. Así que mientras sigen con la saga del Winnie Pooh asesino, acá aparece La masacre del ratón, donde el Mickey de-esa-película-en-particular sale a matar gente. Se supone que hay humor negro, pero el problema es que el chiste se acaba en seguida (se extraña por ejemplo un Donald vampiro o un Goofy zombie que sorprendan) y es todo, como diría Bart Simpson, entra cuchillo, salen las tripas. Bueno, eso.

Una buena noticia, de todos modos, es que se siguen estrenando largos de animé. Es buena porque, en general y por lo menos desde lo gráfico, los largos animados japoneses son muy buenos y tienen un tratamiento adulto de la fantasía que se hace desear en el cine de los Estados Unidos, por ejemplo. Kaiju n°8-Misión de reconocimiento, implica monstruo y tecnología, clichés -es cierto- de este cine pero no por eso menos atractivo de ver.

Y por último, como viene Semana Santa, hay dos películas religiosas dos. Una es La última cena, que en realidad son dos episodios de una serie sobre Jesús (que ya tuvo varios estrenos así en sala con buen público, aunque pasaron un tanto inadvertidos) y una película de animación llamada El Rey de Reyes, en el que la historia de Jesús se vuelve una especie de cuento para dormir narrado por Charles Dickens. Suena raro (mucho más que el Mickey destipador) y en realidad da la impresión de que Jesús fue una especie de Capitán América de hace mucho, dado el aspecto “aventura” que se elige. Pero sí, es decorosa. 

Que les sea leve.

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