Balance de la ceremonia

Los Oscar tuvieron apenas más audiencia que en 2024

Películas populares y un presentador a la altura de las circunstancias lograron que los Oscar 2025 tuvieran más público televisivo que el año anterior, pero por poco. Sin embargo,  lo más interesante es que crecieron los jóvenes frenta a la pantalla, algo que hacía años no sucedía.

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Ya es noticia importante -noticia, por lo menos- que una película decididamente buena haya ganado los premios principales en la 97° entrega de los premios Oscar, esas estatuitas encantadoras que nacieron como evento promocional y hoy desatan campañas más aguerridas que las de los hunos sobre Europa. Vamos a dejar de lado todo lo que sucedió antes: como dice el medio de la industria Variety, fue el año en el que todo pasaba por las “narrativas” de la campaña más que por el cine. Esta vez se puso toda la carne al asador: por lo menos tres de los grandes “tanques” estadounidenses (Duna: Parte 2, Wicked y en animación, Intensa Mente 2, la película más vista del año pasado) figuraban entre las nominadas.  El maestro de ceremonias fue Conan O'Brien, que hizo lo que mejor sabe: humor preciso y ácido sin pasarse de rosca, y estuvo perfecto. Y había musicales y show. Resultado: 19,1 millones de telespectadores en su país, un 1% menos que el año anterior.

Con esa cantidad de público, alcanzó para ser el evento -descontado el Superbowl y otras finales deportivas- más visto en lo que va de 2025. No es mucho, pero ya sabemos que cualquier récord es importante para los estadounidenses. También que tuvo mucha audiencia on line no contabilizada en los ratings, y mucha conversación on line que todavía sigue (¡Ay, el tonto argumento de que “Demi Moore no ganó porque la Academia quiere sangre joven, como en La Sustancia”!).

Si se mira con lupa el número, es obvio que el esfuerzo fue enorme para apenas superar la entrega anterior en un 1%. Pero hay otro dato mucho más interesante que permite pensar en un cambio a futuro tanto en cuanto a la televisación de esta clase de eventos como respecto del cine mismo. La audiencia que más creció fue la que se ubica entre los 18 y los 49 años. Que es el Santo Grial del consumo: los que tienen más tiempo y más dinero para comprar cosas, ir al cine y ver televisión. Esa audiencia, que en 2024 significó el 3,92 millones de espectadores, esta vez llegó a los 4,54, un incremento del 20%.

Hubo menos (mucha menos) política -después de un año de Hollywood creando un diccionario de insultos contra Donald Trump, nadie mencionó al actual mandatario ¡Y eso que Sebastian Stan lo interpretaba en El Aprendiz, y fue nominado por eso!-, hubo buena cantidad de show y hasta un homenaje a James Bond con lindas imágenes y cantantes gritonas. Sobrevoló el espíritu de El Mago de Oz desde el inicio con Ariana Grande cantando “Over the Rainbow” hasta el homenaje a Quincy Jones y sí, se olvidaron de Alain Delon (¡Miembro de la Academia!) en el In Memoriam. O sea, mucho para el público, mucha amabilidad y humor como para hacer digeribles tres horas de personas diciendo “Gracias”.

Y sí, funcionó. Por un rato, Hollywood volvió a ser (con excepciones, como el canalla triunfo del documental No other land) fantasía global y es probable -es seguro, pero uno no sabe qué pasa en la cabeza de millones de personas realmente- que eso fuera lo que atrajo o, al menos, contuvo a los espectadores jóvenes. Que haya sido uno de los Oscar con mayor cantidad de canalladas previas (la cancelación de Karla Sofía Gascón por no ser “woke” es la más grande pero no la única) importa menos que el negocio: como tal, por una vez, vendió lo suficiente como para justificar su existencia.

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