Cachetazo para los Oscar: sigue con muy poca audiencia
Buena noticia: el Oscar tuvo en los EE.UU. un 56% más de audiencia que en 2021. Mala noticia: igual fue poquísimo, la segunda gala menos vista después de -claro- la de 2021. Por qué pasó, números y el divorcio Hollywood-público
Los Oscar del pasado domingo tuvieron un 56% más de audiencia que los de 2021. Gran logro, en principio. Claro que hay que ver todo en su medida y armoniosamente: en realidad fueron los segundos con menos rating televisivo de la historia: 15,3 millones de espectadores en los Estados Unidos. Sucede que la entrega de 2021 fue el piso histórico desde que los premios se televisan (ya unos setenta años) con 10,4 millones de espectadores que vieron cómo Nomadland se llevaba el premio mayor. La última entrega (apenas) pre-pandemia, en febrero de 2020, había convocado 23,6 millones, la tercera más baja de la historia.
Dejemos de lado 2021, que tenía la característica de ser una entrega con poca gente en una estación de trenes abierta y con muy poco entretenimiento: era una muestra de supervivencia del negocio del cine tras el catastrófico 2020 de pandemia global. En realidad, los premios pierden público constantemente. Habían recuperado un poco en 2019, cuando ganó Green Book (29,6 millones) respecto del año anterior, cuando convocó a 26,5. En los últimos seis años, el pico se ubica en 2016, cuando ganó Spotlight y finalmente Leonardo Di Caprio se llevó el suyo como actor por El renacido.
Es decir, incluso con el cachetazo ya célebre de Will Smith a Chris Rock (que seguramente sume en las mediciones de Nielsen de "día + 24 horas" y "día + semana", metodología que aplica en los EE.UU.), el Oscar ha perdido poder de atracción como espectáculo televisivo. Hay varis razones. La primera: cuando la TV y el cine eran asuntos separados, era la oportunidad de los espectadores (entonces se iba mucho al cine, el único lugar para ver estrenos y grandes producciones) de ver a sus artistas. El show de concentraba en eso.
La aparición del VHS primero, del DVD luego, de Internet y, finalmente, de las plataformas, disolvió mucho la frontera entre TV y cine, y eso se agudizó con la pandemia. Esto lleva a que la mayor parte de lo que se ve en cines sean los grandes espectáculos dirigidos a niños y adolescentes (lo que explica el auge de la animación y del cine de superhéroes), que es lo que la Academia de Hollywood no suele premiar.
El resultado: el divorcio entre el cine y el público hace que la ceremonia pierda interés para los espectadores. Algo sabe la Academia: celebra los 60 años de James Bond aunque premie CODA. O recuerda el medio siglo de El Padrino aunque la mejor dirección vaya para El poder del perro. Un cachetazo de realidad para el negocio grande del cine.