Estrenos en el cine

Comedia argentina, vampiros estadounidenses y el regreso de los Looney Tunes

Las novedades cinematográficas de la semana son varias y de buena calidad. Entre ellas, quizás la mejor película de Adrián Suar y una historia de vampiros con trasfondo de música y racismo. ¡Y vuelven los Looney Tunes! Hay algo más., claro. Pasen y elijan dónde disfriutar la Semana Santa.

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Para serles sinceros, es una buena semana en cuanto a estrenos cinematográficos. Por lo menos hay tres películas del lote que satisfarán a quien busque buen cine, más allá de formas y géneros. Y si bien en lo que va de la temporada hemos tenido filmes que valen la pena, son pocos los jueves con tanta calidad. En algunos casos es incluso una sorpresa.

Empecemos por la que debería ser la película de la semana, la comedia dramática Mazel Tov, dirigida y protagonizada por Adrián Suar. Sin dudas de lo mejor que ha hecho, sea como actor, productor o -en este caso- director, la historia de cuatro hermanos que tienen que resolver mucha historia entre ellos entre un entierro, un casamiento, un nacimiento y una cena de Yom Kippur tiene muchas más virtudes de lo que esta frase deja adivinar. En principio, personajes creíbles con los que el espectador puede identificarse; luego, momentos brillantes para cada uno de los intérpretes (es notable, dicho sea de paso, lo que hace Fernán Mirás). Y por último, logra fluir y crear emociones sin optar por las soluciones fáciles. De lo mejor del cine nacional reciente.

Pecadores es una película de Ryan Coogler, personaje raro en el cine de hoy. Sus películas pueden ser excelentes (Creed) o decepcionantes (ambas Pantera Negra, que de todos modos son sus mayores éxitos). Aquí, otra ve con protagónico de su actor fetiche Michael B. Jordan, construye una historia sobre dos hermanos gemelos que, en los años 30, dejan la mafia para volver a su pueblo en el Sur profundo de los EE.UU., lleno de música y de racismo. Y de pronto, vampiros y una alegoría sobre el racismo. Más allá de la alegoría, demasiado grosera, la película tiene brío y momentos brillantes, secuencias musicales, de acción y de terror hechas con amor por el cine. Sí, vale la pena incluso a pesar de sus defectos.

La historia de cómo pudo estrenarse algo tan brillante y deforme como El día que la Tierra explotó, una película de los Looney Tunes protagonizada por el Pato Lucas y Porky, es tremenda: la Warner estuvo a punto de dejarla en una baulera. Sin embargo, aquí está y es el mejor homenaje reciente a la animación clásica. Toda la sátira, el humor desaforado, el surrealismo y el vértigo de aquellos cortos realizados desde 1933 aparece aggiornado sin por eso perder la esencia de los personajes. Si se anima, se va a reír muchísimo y disfrutar en este viaje a lo mejor de la infancia.

 

Ahora, las malas noticias. Quizás no tanto, de todos modos. Vuelve la reina de la acción clase B, Mila Jovovich, otra vez dirigida por Paul W.S. Anderson, un realizador desaforado que a veces hace películas locas y buenas (Resident Evil, Los tres mosqueteros, Event Horizon) y a veces, bueno, no. Tierras perdidas es un refrito de espada y brujería basada en una novela del creador de Game of Thrones, George R.R. Martin. Pero el antecedente no alcanza demasiado y, aunque tiene algunas secuencias vistosas, no da la talla de gran espectáculo que el tema merece. En fin, mal no la va a pasar pero, al salir del cine, va a pensar en la fugazzetta que desea comer más que en las peripecias de la trama.

Hasta la semana que viene.

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