Dudas existenciales y problemas complejos tratados con la seriedad de la aventura
Crítica: Toy Story 4
El gran dilema que todos vivimos alguna vez en nuestra vida: ¿tenemos que atenernos siempre al deber o podemos en alguna ocasión optar por nuestros deseos? No es una cuestión menor, y es difícil de tratar en cualquier arte. De hecho, es una de las preguntas fundamentales para cualquiera. Pues bien, si Toy Story 3 cierra con brillantez la historia de Andy, Toy Story 4 es el cierre de la historia para los juguetes, que deben resolver de modo definitivo -especialmente Woody tras un prólogo conmovedor- ese dilema, nada menos. Con el balance justo entre el humor y el drama, con otras preguntas a responder (¿qué somos, qué nos hace lo que somos?, como podría preguntarse el nuevo personaje Forky), esta cuarta entrega disuelve desde los primeros minutos cualquier miedo (lógico) de los espectadores ante una continuación más de un universo querido. Cumple y dignifica.