El "pase sanitario" destroza cines en Francia
La obligatoriedad de certificado de vacunación o PCR en Francia para acceder a espectáculos y locales gastronómicos hizo descender de manera muy fuerte la recaudación de las salas de cine tras los anuncios de Macron.
La pandemia no da tregua al negocio internacional del espectáculo. De hecho, las medidas sanitarias que, en principio, tienen como fin sostener las actividades de ocio, pueden generar una reacción contraria. Es lo que ha sucedido en Francia el pasado fin de semana con la asistencia a las salas cinematográficas: a partir de la puesta en funcionamiento del pase sanitario obligatorio para entretenimientos y gastronomía, la recaudación cinematográfica descendió un 70%.
La medida, que tiene como fin contener una ola de cepa Delta de Covid-19 y generó protestas en todo ese país, comenzó a aplicarse en los cines el 21 de julio pasado y tendrá cumpliento completo (incluyendo el transporte público) el 1 de agosto. La razón de esta medida es la renuencia de muchos franceses a vacunarse (y no, por cierto, la carencia de vacunas) y la intención del Estado francés de sostener la apertura de la mayor cantidad de actividades posible.
Pero el rechazo por la política implementada a tal efecto por el gobierno francés generó la caída en esas actividades. Dicho con otras palabras: el público prefiere no ir al cine antes de ceder al uso del pase sanitario. Para comprender los números: la comedia Kaamelott-Premier volet, de Alexandre Astier, debutón hace diez días con 320.000 entradas vendidas. El pasado fin de semana, el acumulado de todas las películas en cartel en Francia fue de 280.000 tickets en total.
La caída más espectacular, de todos modos, la tuvo Rápidos y Furiosos 9, cuya diferencia intersemanal fue del 90%, aunque es cierto que lleva más de tres semanas en las carteleras francesas. Pero Benedetta, la última película de Paul Verhoeven que tuvo su premiere en Cannes hace diez días, perdió el 60% del público.