El tanque Aladdin hizo un poco de magia en una taquilla despareja

El filme desplazó a Avengers al segundo puesto

ldesposito

La llegada del tanque de Disney Aladdin demuestra varias cosas que, quizás, no tienen ya necesidad de ser demostradas. La primera, que un tanque familiar "de marca" (Disney, para el caso), levanta la taquilla, algo que señalamos ya desde hace años. La segunda, que ese tipo de espectáculos es inmune a las críticas (en su mayoría, desfavorables). En tercero, que la concentración arruina todo. Porque el filme, aunque lejos de las 800 pantallas que devoró en su momento Avengers-Endgame, que descendió por primera vez desde su lanzamiento al segundo puesto aunque con mucho público (superó los 3,6 millones de entradas vendidas, ahora la incógnita es si supera o no los cuatro millones). Así está el negocio.

El cuento de las comadrejas ilustra bastante bien lo que pasa hoy en nuestro box-office. Tiene todos los elementos necesarios para que una película argentina tenga mucho público y debería de ser, desde su lanzamiento, el hito argentino del año. No lo es, probablemente no llegue a serlo en números. ¿Razón? Dejemos de lado Metegol, cuyo público era familiar e infantil. El secreto de sus ojos fue un enorme éxito antes de ganar el Oscar. Fue hace diez años. En estos diez años, el cine orientado a los adultos (incluso si El cuento... es para mayores de 13 años, su audiencia natural está por encima de los 25 años) ha perdido público porque se ha concentrado la producción y, sobre todo, la distribución y la exhibición en fenómenos infanto-juveniles, que además hoy tienen muchísimo arraigo en lo que los estadounidenses llaman "young adults" (es decir, por encima de los 30 años). Dicho como metonimia: ese público hoy prefiere superhéroes. De todos modos, El cuento... tiene un muy buen boca a boca y es posible que se quede mucho tiempo en taquilla, en la medida en que sostenga las salas. También tiene menos funciones que el resto, porque se ocupan los horarios de la tarde con las películas más familiares. Se verá, pero es una foto importante del estado del negocio.

Lo que nos lleva a otro punto: si se suman las pantallas de las tres películas en los primeros puestos, son alrededor de 850. El 80 por ciento de las asequibles en nuestro país. Eso también es concentración y eso, en el largo plazo, vuelve absolutamente dependiente de los tanques al negocio, cada vez más, cada vez más concentrado, cada vez más "expulsador" de públicos. Se ve en los últimos puestos de la tabla: una película como Doubles Vies, comedia francesa de Olivier Assayas, entra al top ten con poco más de 6.105 espectadores y en 15 salas (que corresponden a un circuito mucho más restringido que el de los tanques). Es un buen número, dadas las circunstancias. Pero este tipo de filme tiende a desaparecer de nuestras pantallas (el caso del ruso Leto, excelente y bella película sobre el rock en Rusia) porque el abuso en la exposición de pantallas los invisibiliza. Eso, con el tiempo, conspira contra el negocio y aniquila audiencias. Es lo que está pasando y requiere una solución de fondo.

Esta nota habla de: