Terror en plataformas: películas brillantes y poco recordadas en Max

Grandes filmes de terror poco recordados pero excelentes para asustarse en Max

En el mes de los sustos, es buen momento para repasar lo que las plataformas tienen del género más traducible del mundo. Aquí presentamos una selección que se aparta de lo canónico y puede disfrutarse (con perdón…) en Max.

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Vamos a intentar, en este mes del terror porque Halloween, amigos, de curar una selección de películas del género que se aparte de nlo canónico. Empecemos por la plataforma Max, que tiene una buena cantidad de clásicos (Frankenstein, Drácula, La momia y El hombre lobo de los años 30, Psicosis y El Exorcista) pero también otros títulos a los que no se les suele prestar la atenciónque realmente merecen. Así que vamos a ir por ese camino: hay algunas grandes pelíclas que tienen la excusa del miedo para ir más allá de las constantes y límites del género.

 

Por ejemplo, Christine, de John Carpenter y una de las mejores adaptaciones de Stephen King a la pantalla grande. Hay un joven tímido, un amigo piola, una chica linda y un auto que el primero compra y que (de modo demasiado literal) le cambia la vida. Es una historia de amor y de miedo, por supuesto, pero es sobre todo dos cosas: un retrato de cómo se resuelven -con mucha dificultad- las relaciones humanas cuando se termina la adolescencia y llega la primera adultez y, sobre todo, un cuento sobre esa grandísima mitología estadounidense: la del automóvil. Es mucho menos sangrienta que otras películas del director (por ejemplo, la original Noche de brujas o las obras maestras absolutas El enigma de otor mundo y Príncipe de las tinieblas), pero el modo en el que rescata esa mitología estadounidense del suburbio, el rock, los drive-inns y el automóvil la vuelve también un ensayo social. De paso, gran secundario de Harry Dean Stanton.

 

Conjuro fatal es una gran rareza que merece una visita. Realizada originalmente para HBO y, por lo tanto, no estrenada en cines, el filme mezcla la magia y lo sobrenatural con el policial negro. Aquí el detective privado (muy bien interpretado por el gran Fred Ward) no se llama Phillip Marlowe sino Phillip Lovecraft, y el universo de perversiones económicas, corrupción y erotismo utilitario en el que vivía el primero se transforma en lo mismo pero recargado por el uso de artefactos de magia negra. Muy divertida tanto desde su planteo como por sus actuaciones (todos, en especial ese secundario notable llamado Clancy Brown, creen en lo que están haciendo), es también un enorme homenaje a la novela popular estadounidense en sus vertientes horror cósmico-detectives privados y respeta con mucho amor ambas tradiciones.

 

Una de las mejores películas sobre el dilema de la religión es El exorcismo de Emily Rose. Incluso en ese sentido es mejor que El Exorcista (que es la mejor película de terror jamás hecha) porque se toma su tiempo para mostrar dos puntos de vista sólo en apariencia antagónicos: el de la razón y el de la fe. Lejanamente basada en un hecho real, cuenta el juicio a un cura que realiza un exorcismo trágico a una joven que o bien está poseída por el Mal, o bien padece una enfermedad mental. El realizador es Scott Derrickson -que ha tocado el tema religión y mística varias veces- y lleva con mano firme la película sin dejar de lado que el espectador tiene la última palabra (aunque él dice la suya). Contribuyen mucho los protagonistas Laura Linney como la defensora escéptica del cura que interpreta Tom Wilkinson, Campbell Scott como un fiscal demasiado racional, y Jennifer Carpenter como la atribulada Emily Rose. Con el tiempo, tomó color de clásico.

 

Hablando de El Exorcista: atención porque en la plataforma está El Exorcista-El comienzo, película extraordinaria creada por Paul Schrader (el más "religioso" de los realizadores del Hollywood de los ochenta y fecuente guionista de Martin Scorsese) y por Renny Harlin, que tomó el filme cuando a Schrader lo echaron tras una primera versión de las desventuras del joven Padre Merrin. Aunque la conjunción de un realizador "de ideas" y uno "de espectáculo" se nota tirante en el resultado final, tiene momentos e ideas que son poco frecuentes no sólo en el cine de género sino en cualquiera. Es una curiosidad, pero también asusta lo suficiente como para que el "amante del género" (siempre que uno lee eso piensa en un comprador compulsivo de telas, sepan perdonar el lugar común) como para quien desa ir más allá de la categoría.

 

Lawrence Kasdan es y ha sido uno de los mejores realizadores de Hollywood desde los años 80, además de guionar Los cazadores del Arca Perdida, El Imperio Contraataca y su primer libreto, la extraordinaria y aún poco valorada El Guardaespaldas. Dirigió (nada menos) Cuerpos Ardientes, Reencuentro, Silverado, Un tropiezo llamado amor y la poco recordada Mumford, y se especializa en historias corales donde todos los personajes tienen la razón y están equivocados al mismo tiempo. Hizo una adaptación, también, de Stephen King llamada Dreamcatcher, una película sobre un grupo de amigos de la infancia que se ven invadidos por un mal sin nombre (sí, casi el molde eterno de las mejores historias de King y Derry). Pero Kasdan hace una más: homenajea nada menos que a Scooby Doo para narrar lo que es en realidad una invasión extraterrestre, y se concentra en los sentimientos agridulces de sus personajes. Es quizás menor dentro de su filmografía, pero cuenta con grandes momentos y amor tanto por los personajes como por el cine y los espectadores. Para rescatar del olvido.

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