Buenas noticias para la taquilla: la nueva entrega de Jurassic World logró capturar el primer puesto en todos los países donde se estrenó, incluyendo mercados gigantes como China y Corea del Sur. En Argentina también quedó en primera ubicación superando las 330.000 entradas vendidas, mientras que el total global de cuatro días en las salas es de USD318 millones. Es decir, extiende la tendencia de que todos los tanques funcionan bien este año y revierte el espantoso arranque de la pasada temporada alta. De paso, Lilo & Stitch llegó a los USD975 millones de recaudación a nivel mundial y es el primer filme del año con posibilidad de quebrar la barrera de los USD1.000 millones (sí, ya hay una secuela en producción).

Básicamente todas las películas de gran presupuesto funcionaron: F1 ya alcanzó los USD293 millones (aunque fue demasiado cara ya es la película de Apple que más dinero cosechó) y solo es decepcionante el funcionamiento de Elio, lo más reciente de Pixar que no llegó a los USD100 millones (con un presupuesto mayor que lo recaudado). Lo importante: frente a 2024, la taquilla estadounidense (y global) ya está un 14% por encima en la comparación mes a mes, aunque (este es un gran problema que quizás no tenga solución) un 24% por debajo de lo registrado en 2019, el último año antes de la pandemia.

En realidad, este dato habla menos de la potencia del cine que del cambio absoluto en el hábito del consumo audiovisual. Las salas, con muy pocas excepciones, se acercan más a los parques temáticos y eso es lo que busca el espectador no especializado (es decir, el que sostiene el negocio). De allí que, incluso con mejoras sustanciales, los cines sigan acusando problemas financieros en casi todo el mundo, salvo donde la producción local mueve masivamente y compensa a Hollywood.