Una rareza del erotismo animado japonés
No es la primera vez que hablamos de animación en esta columna. Hemos recomendado algún hentai y también explicamos de dónde vienen ciertas fantasías que son propias de Oriente, como la violación con tentáculos, tan frecuente. Lo repetimos: en una isla dedicada a la explotación de la pesca, donde además hay mucha riqueza de moluscos, una de las fantasías y temores más frecuentes era que las mujeres, que quedaban solas cuando los pescadores salían a sus faenas, se satisficieran con los fálicos pulpos. El sueño de la esposa del pescador, un clásico dibujo del maestro Hokusai, es la mejor ilustración de esta fantasía.
Lo interesante de la animación erótica japonesa (en realidad, más pornográfica que erótica) es que no teme a las variaciones y a la invención. En efecto, se pueden encontrar todas las variables de la actividad sexual posible y mucho más de lo imposible, desproporcionado, monstruoso incluso. Quien conozca esa serie de terror sangriento y pornografía llamada Urotsukidoji sabe de lo que hablamos. Y no es la excepción. Lo interesante además de este tipo de arte (aquí sí podemos utilizar el término sin miedo) consiste en su poder catártico y en que se basa en eludir la censura. Hay una característica notable en la sociedad japonesa y es la represión de sentimientos y emociones, que suelen "salir" de manera violenta.
Para los japoneses, cualquier cosa puede hacerse en el dibujo erótico porque queda claro que se trata de una fantasía
Pues bien, entre los nichos más ricos que aparecen en la animación erótica, aparece lo que suele llamarse "futa" o -con más precisión- "futanari". Refería, en la cultura nipona, a cierta forma de indeterminación sexual, no necesariamente travestismo, que aparecía a través de los ropajes. También a la posibilidad de cambiar de género por razones mágicas. Esto excede la pornografía: el héroe de Ranma ½,,animé que solía verse en señales infantiles en la Argentina, sumamente famoso, cambiaba de género constantemente. Y los más memoriosos recordarán que en Robotech había un personaje que a veces aparecía como mujer y otras, como hombre, el/la cantante Lancer.
Pero vayamos a lo que el habitué busca en esta página. Los materiales "futa" refieren a la acción sexual explícita entre personajes que tienen características de ambos sexos. En realidad, es bastante poco frecuente encontrar el diseño de un cuerpo masculino con genitales femeninos. Lo que aparece como norma es el cuerpo femenino hipertrófico con -además, en general tiene ambos- sexo masculino, siempre enorme. El "futa" que puede encontrarse en la red suele ser generado por aficionados, aunque hay películas y series profesionales en este sentido (hay elementos futa en la célebre Bible Black o en series como Discode, Futabu, etcétera). Pero esos materiales generados a partir de las imaginaciones más calenturientas de -sobre todo- adolescentes tienen algo que las profesionales, no: juego con las posibilidades.
Cuando se empiezan a ver estos cortos o materiales, lo primero que surge es el desconcierto. Luego, quizás, algún atisbo de excitación (depende de cada espectador, como la risa o el terror). Pero lo que desconcierta es cómo rápidamente las imágenes superan las posibilidades de la física, se van adentrando en el terreno de lo decididamente surreal u onírico. A veces es también violento, pero no es la regla. En algunos casos, incluso, es humorístico, pero -nuevamente- tampoco es la regla. Lo que llama la atención en general es que se trata justamente de cuerpos hipertróficos con rasgos por lo general aniñados. Esos rasgos -en el hentai en general- ha disparado largos debates fuera de Japón, no dentro: se entiende que estas fantasías corresponden al campo absoluto de lo imaginario, y que en ese sentido cualquier representación es válida.
La sociedad japonesa es conocida por cierta parquedad, por una especie de ritualización que busca -es parte del shinto, la religión exclusiva de la isla- el equilibrio entre el hombre y la naturaleza. Pero también aparece constantemente la idea de que lo imposible y aquello que Freud llamaba "retorno de lo reprimido" estalle de modos imprevisibles, a veces monstruosos. En esa tradición de gigantismo y de cataclismo suele inscribirse el hentai y, en particular, el futa, algo que, sobre todo, genera nuestro desconcierto.