Val Kilmer, adiós a un verdadero icono del cine contemporáneo
Val Kilmer, galán y actor, nos dejó sorpresivamente, después de haber padecido una larga enfermedad e incluso reírse de ella. Aquí, cuáles son las películas que definieron una carrera transformada en icónica, verdadera mitología del cine de las últimas décadas.
Es una pena grande que se haya muerto Val Kilmer. Es cierto que es una pena grande la muerte de (casi) cualquier persona, pero es un punto clave para cierta generación que empiecen a irse los que fueron parte de su paisaje de adolescencia. Es el caso de Kilmer para quien esto escribe, un actor que tenía mucha más capacidad de la que le dejaron explotar y que, de todos modos, logró conseguir más de un personaje icónico e irrepetible. Kilmer, con su cara un poco aniñada y su pelo rubio casi de caricatura (claro que no siempre) participó en algunas de las mejores y más recordadas películas de los últimos cincuenta años. Y no sólo "estuvo" sino que su participación es central. Aquí vamos a por un puñado. Hay muchas más. No seremos cronológicos.
El papel que lo estableció como estrella fue un secundario, suele pasar: el Iceman de la original Top Gun, de 1986, también la película que le daría el estatuto definitivo de estrella a Tom Cruise. Es cierto, no es tan buena -desafiamos al lector a que la vuelva a ver- pero también es cierto que las escenas de Cruise y Kilmer están cargadas con una tensión que las acerca (lo dijo Tarantino, no nosotros) al homoerotismo.
Visto en retrospectiva y perspectiva, es muy bueno lo de Kilmer y el arco de esa relación con Cruise, creíble casualmente por su trabajo. Que Cruise le haya ofrecido un rol importante y bello en la demorada secuela Top Gun-Maverick -que es millones de veces mejor que la original- no es sólo una muestra de amistad sino de reconocimiento profesional.
Vamos a pasar por alto el personaje más célebre que le tocó encarnar: el Batman de Batman Forever, dirigido por el sólo a veces efectivo Joel Schumacher (no aquí, precisamente) y acompañado por Nicole Kidman, Tommy Lee Jones y Jim Carrey. Digamos esto: lo hizo bien. Vayamos a la película del mismo año que queda en los anales de la historia de Hollywood: Fuego contra Fuego. Kilmer interpreta a uno de los ladrones de la banda comandada por Robert DeNiro, también un tipo con problemas de adicciones y familiares (la esposa la interpreta Ashley Judd). Que uno recuerde a Kilmer cuando el elenco incluía a De Niro, Al Pacino, Jon Voight o la casi casi debutante Natalie Portman es un mérito enorme. Su personaje le pone corazón y (más) ambigüedad moral a la película.
Ahora bien, hay dos películas donde su protagónico es fundamental. Una no se estrenó en la Argentina: se llama Kiss Kiss Bang Bang y es la opera prima como director del guionista (creador de Arma Mortal, por ejemplo) Shane Black, que luego haría Iron Man 3 y Dos tipos duros. Aquí es un detective que acompaña a un actor aleatoriamente convertido en actor (Robert Downey Jr,) e investiga un crimen horrible. Lo que hace Kilmer -su personaje es un "duro" y también es gay, un contraste bello e inclusivo- es maravilloso, entre el humor y la acción, diciendo cada línea con una velocidad absoluta. El juego con Downey es maravilloso y el corazón de una película casi perfecta que poca gente conoce.
Y la otra -le dijimos que no íbamos a ser cronológicos- fue su debut, Súper Secreto, de los ZAZ (Zucker-Abrahams-Zucker, creadores de La pistola desnuda y ¿Dónde está el piloto?). Interpreta a Nick Rivers, un cantante de rock invitado a un festival cultural en Europa del Este (por error) donde gobierna algo así como nazis pero comunistas, porque en esta parodia del cine de espionaje (el modelo es el clásico de Fritz Lang A capa y espada, pero pocos lo recuerdan) importa menos la política que la destrucción total y absoluta de los lugares comunes del cine. Básicamente no hay un plano que no tenga uno, dos y hasta tres chistes dichos o mostrados y hay que verla un par fe veces para captarlos todos. Lo de Kilmer es básicamente milagroso: actúa, canta, baila, pelea debajo del agua y mantiene en todo momento un aspecto serio que contrasta con todo lo que sucede a su alrededor (¿Chicas con colitas y polleras bailando rock en Alemania del Este? ¿Un monumento a una paloma "manchado" por seres humanos que se bajan a él volando con sus brazos? ¿Una secuencia filmada al revés?). Atención porque es una película que cada vez es más respetada y mencionada. Quien les dice que no llega a algún ranking académico y su gran estrella es Val Kilmer.
Como dijimos, hay bastante más, como sus dos colaboraciones con Oliver Stone, The Doors, donde fue un muy mimético Jim Morrison -digamos todo: era una película muy floja y lo único memorable es Kilmer, que sostiene el mito-, y Alejandro Magno, donde interpreta a Filipo de Macedonia. Ahí está muy bien porque Stone hace de la historia algo así como un telenovelón desaforado donde nada parece ser en serio (¡Angelina Jolie!) y funciona. Kilmer lo entiende perfectamente (por cierto, más que Jarde Leto). Y luego, el gran, irónico, cansino a su pesar detective de la perfecta Déjà-Vu, con grandísimos momentos al lado de Denzel Washington, que no lo opaca nunca.
Por último, en Prime Video pueden ver el documental escrito y producido -aunque no dirigido- por el propio Kilmer, Val, donde se lo ve enfermo pero a él no le importa. En esa película sincerísima y con muchísimo humor (propio y para los demás), Kilmer repasa toda su carrera y su vida, errores y aciertos, amistades y amores. Lo hace con una enorme capacidad para desnudarse frente al público y porque sabe que la ironía y el humor son dos de las características de la gente más valiosa y valiente.