En un contexto de crecientes tensiones con Venezuela, la administración de Donald Trump ha decidido desplegar el portaaviones 'USS Gerald R.Ford' en Latinoamérica.

Este movimiento se enmarca en la campaña militar estadounidense contra el narcotráfico en la región, que ha resultado en decenas de muertes tras bombardeos en el Caribe y el Pacífico.

La Armada de Estados Unidos ha informado que el portaaviones ingresó al área de responsabilidad del Mando Sur el 11 de noviembre, siguiendo la directiva del secretario de Defensa, Pete Hegseth, para desmantelar organizaciones criminales transnacionales y combatir el narcoterrorismo.

El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, ha declarado que la mayor presencia de fuerzas estadounidenses en la región reforzará la capacidad de Estados Unidos para detectar, monitorizar e interrumpir actividades ilícitas que comprometen la seguridad y prosperidad del país y del Hemisferio Occidental.

Con 4.000 uniformados y decenas de aeronaves a bordo, el 'USS Gerald R.Ford' mejorará las capacidades existentes para desarticular el narcotráfico y debilitar organizaciones criminales, proporcionando una mayor capacidad para proyectar poder mediante operaciones sostenidas en el mar.

Desde septiembre, Estados Unidos ha iniciado ataques contra embarcaciones supuestamente vinculadas al narcotráfico en el Caribe y el Pacífico, hundiendo una veintena y causando la muerte de 75 personas.

Naciones Unidas y los gobiernos de Venezuela y Colombia han denunciado estas acciones como asesinatos extrajudiciales, señalando que las víctimas serían principalmente pescadores. En Caracas, existe el temor de una posible intervención militar estadounidense, una preocupación compartida por Bogotá, que ha alertado sobre las implicaciones de estas operaciones en la región.