La cantidad de víctimas del terremoto que sacudió a Turquía y Siria sigue ascendiendo, con más de 17 mil fallecidos y 60 mil heridos hasta el momento. Mientras continúan los trabajos de rescates, diferentes expertos advierten la posibilidad de réplicas a corto plazo en la misma zona porque "hay muchas fallas y es una zona con potencial para generarlos".

De hecho, no mucho después del terremoto original de 7,8 grados, se produjo una réplica de escala similar. “La sismicidad es muy contagiosa”, explicó el geólogo y experto español en seísmos Antonio Aretxabala a EFE.

El sismo fue tan fuerte que "aceleró dos veces la gravedad", y a pesar de contar con edificios preparados para soportar los terremotos en la zona, por su potencia las construcciones no pudieron resistir. Nadie estaba preparado para semejante movimiento.

La magnitud del terremoto principal “desestructuró completamente la zona, entonces la corteza se ajusta a las nuevas tensiones del terreno y por eso las réplicas se van extendiendo en horizontal y en vertical”.

Por su parte, el presidente del Colegio de Geólogos, Manuel Regueiro, declara que "lo habitual es que la energía se vaya disipando y no vuelva a repetirse un terremoto tan grande, pero al ser un territorio de contacto de placas, no se puede descartar nada".

 

La aceleración de la gravedad 

Para Aretxabala es "una barbaridad" que el terremoto alcanzara un valor de 2g, es decir, dos veces la aceleración de la gravedad, unas cifras a las que "no llegan ni los astronautas cuando suben a la nave".

Durante un sismo, la tierra tiembla debido a que se está acelerando o porque las ondas sísmicas llegan con diferentes velocidades. Por este motivo, en el tamaño de un terremoto también se expresa en términos de la aceleración del suelo. 

Para medir este tipo de aceleración se utiliza la medición en "fuerza g", la cual está basada en la aceleración que produciría la gravedad de la Tierra en un objeto cualquiera. 

En el diseño de edificios en áreas sísmicas por parte de ingenieros debe tomar en cuenta la aceleración máxima posible, medida en fuerza g, del terreno ante terremotos. Muchas fallas estructurales en los edificios surgen de las aceleraciones del suelo sobre las edificaciones. 

El terremoto fue tan fuerte que, a pesar de que Turquía cuenta con buenos edificios antisísmicos, no pudieron resistir. La norma de construcción antisísmica turca contemplaba la mitad de la aceleración de la gravedad, cuatro veces menos al nivel alcanzado, "y aun así era ambiciosa", dijo el geólogo.

Según su opinión, "no hay edificio que soporte ese nivel (que hubo durante el terremoto), se podrían hacer construcciones que lo resistieran, pero tendrían un precio muy elevado".