Estados Unidos sube el termómetro: la inflación inquieta a la Fed y complica los recortes

El índice PCE subió 0,3% en junio y marcó un 2,6% interanual. El alza de precios complica el margen de la Reserva Federal para recortar las tasas en septiembre u octubre

BAE Negocios

La inflación en Estados Unidos volvió a acelerarse en junio y generó nuevas tensiones en la política monetaria de la Reserva Federal (Fed), que el miércoles decidió mantener sin cambios las tasas de interés. Según informó la Oficina de Análisis Económico (BEA, por sus siglas en inglés), el índice de precios de los gastos de consumo personal (PCE), el indicador preferido por la Fed, registró una suba del 0,3% mensual y 2,6% interanual, por encima de las estimaciones de mercado.

En paralelo, el PCE subyacente —que excluye alimentos y energía— también avanzó un 0,3% en junio y acumuló un 2,8% en los últimos 12 meses.

Entre los rubros que más incidieron en el alza se destacaron los bienes durables afectados por aranceles, como muebles para el hogar y productos recreativos. En particular, el precio de los muebles y equipamientos domésticos aumentó 1,3%, el mayor incremento desde marzo de 2022. Los bienes recreativos, por su parte, subieron 0,9% tras un mes sin variaciones.

“El escenario inflacionario complica las expectativas de recorte de tasas en septiembre u octubre”, advirtió Olu Sonola, jefe de investigación económica de Fitch Ratings. “En lugar de converger hacia la meta, la inflación se está desviando”, explicó.

La Fed mantuvo su tasa de referencia en el rango de 4,25%-4,50%, pero las cifras del PCE y el discurso del presidente del organismo, Jerome Powell, pusieron en duda las previsiones de una baja en el corto plazo.

La suba de precios también se reflejó en los servicios, aunque de forma más moderada. Las tarifas aéreas bajaron y se mantuvieron estables los precios para comer afuera y hospedarse en hoteles. En contraste, subieron los costos de la salud y los servicios financieros y de seguros.

El informe se conoció en paralelo con los datos del Producto Bruto Interno (PBI) del segundo trimestre, que mostró un repunte del 3,0% anualizado, impulsado por una fuerte caída del déficit comercial. En ese contexto, el consumo personal —que representa más de dos tercios de la actividad económica de EEUU— creció 0,3% en junio, luego de haberse mantenido estancado en mayo.

A pesar de la solidez del mercado laboral, con un leve incremento en los pedidos de subsidio por desempleo, los analistas advierten señales de enfriamiento. Las empresas continúan cautelosas con las nuevas contrataciones ante la incertidumbre sobre los aranceles y el impacto inflacionario. El desempleo subiría a 4,2% en julio, según proyecciones de Reuters.

Los datos también reflejan un deterioro en el ingreso disponible de los hogares, que se mantuvo plano en términos reales, mientras el índice de ahorro quedó en 4,5%. “El consumo se sostiene por ahora, gracias a ingresos estables, pero enfrenta vientos en contra por el enfriamiento del mercado laboral y la presión inflacionaria”, indicó Gregory Daco, economista jefe de EY-Parthenon.

Por su parte, la Casa Blanca insistió con su presión sobre la Fed para avanzar en una baja de tasas. El presidente Donald Trump considera que una reducción del costo del crédito podría impulsar el crecimiento, aunque desde el sector privado alertan que el margen es cada vez más estrecho.

 

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