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Guerra comercial entre EEUU y China: una tregua incómoda que no resuelve el conflicto

Estados Unidos y China acordaron reducir aranceles por 90 días tras una negociación en Ginebra. Persisten tensiones por el fentanilo y el riesgo de escalada.

BAE Negocios

En una señal de distensión luego de años de conflicto, Estados Unidos y China decidieron recortar significativamente los aranceles que se aplicaban mutuamente, como parte de una tregua de 90 días. El acuerdo se selló durante un encuentro clave celebrado el fin de semana en Ginebra y entró en vigencia en la madrugada del miércoles, hora de Washington.

Bajo los términos del pacto, Washington redujo sus aranceles a productos chinos al 30%, mientras que Beijing bajó los propios al 10%, lo que implicó una caída de más de 100 puntos porcentuales en ambos casos. Las tarifas impuestas por Estados Unidos habían llegado a alcanzar niveles del 145%, e incluso el 245% en ciertos productos.

El presidente Donald Trump celebró el acuerdo en una entrevista televisada por Fox News: "Tenemos los límites de un acuerdo muy, muy fuerte con China. Pero la parte más emocionante del acuerdo... es la apertura de China a los negocios estadounidenses". Desde el Air Force One, camino a una gira por el Golfo, agregó: "Una de las cosas más emocionantes, tanto para nosotros como para China, es que estamos tratando de abrir China".

Trump celebró los paños fríos en su conflicto comercial con el gobierno de Xi Jinping.
Trump celebró los paños fríos en su conflicto comercial con el gobierno de Xi Jinping.

La guerra comercial, que se extendió durante años, provocó trastornos profundos en los mercados internacionales y en las cadenas de suministro globales. Las políticas arancelarias de Trump afectaron de manera directa a la economía china, que respondió con medidas similares, llevando las tasas mutuas a superar el 100%.

Tras la devaluación bursátil y el impacto sobre las empresas, ambas potencias iniciaron negociaciones en Ginebra para frenar la escalada. Los mercados reaccionaron en alza tras la entrada en vigor del nuevo esquema arancelario.

En paralelo, China mantuvo una postura más discreta y reforzó su discurso ante líderes latinoamericanos durante una cumbre en Beijing. El presidente Xi Jinping declaró: "No hay ganadores en las guerras de aranceles ni en las guerras comerciales". Su canciller Wang Yi apuntó contra "una gran potencia" que considera que "la fuerza hace al derecho".

No obstante, las tensiones estructurales persisten. Washington mantuvo un arancel adicional del 20% vinculado a las exportaciones chinas de productos químicos utilizados para fabricar fentanilo, una cuestión que generó roces diplomáticos. "Que dejen de difamar y trasladar culpas", reclamó el gobierno chino el martes, en respuesta a las acusaciones de que no combate suficientemente el narcotráfico.

Según Yue Su, economista principal en The Economist Intelligence Unit, el panorama sigue cargado de incertidumbre: "Será difícil reducir más los aranceles y persiste el riesgo de una nueva escalada".

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