Confirman suspensión de la Cumbre de las Américas

República Dominicana aplazó el encuentro continental hasta 2026 en medio de tensiones por el despliegue militar de EE.UU.

BAE Negocios

La decisión del presidente dominicano Luis Abinader de posponer la Cumbre de las Américas marca un punto de inflexión en la política continental. El aplazamiento, anunciado como una medida "consensuada", parece más bien una respuesta diplomática a la creciente presión militar de Estados Unidos en el Caribe. En las últimas semanas, las operaciones estadounidenses en la región ya dejaron más de 60 muertes bajo el argumento de combatir el narcotráfico.

Aunque la Cancillería dominicana evitó hacer alusiones directas, el contexto revela un clima de tensión en aumento. Varios gobiernos latinoamericanos consideran que Washington busca recuperar control político en la zona mediante el despliegue de marines y ejercicios navales en aguas internacionales. El secretario de Estado, Marco Rubio, defendió la medida al afirmar que el aplazamiento permitirá "fortalecer alianzas y mejorar la seguridad", pero para buena parte de la región el gesto confirma la política exterior de Trump, caracterizada por la coerción y la unilateralidad.

 

Presiones

La suspensión también evidencia un creciente aislamiento diplomático. En la previa, la cumbre ya había quedado debilitada por la decisión dominicana de excluir a Venezuela, Cuba y Nicaragua, lo que provocó la negativa de Colombia y México a participar. Los presidentes Gustavo Petro y Claudia Sheinbaum denunciaron la falta de pluralidad y el alineamiento con la estrategia de Washington. Desde La Habana, el Gobierno cubano acusó a Abinader de "claudicar ante las presiones unilaterales" de EE.UU., mientras que Diosdado Cabello, desde Caracas, calificó de "mafioso" al mandatario dominicano.

El clima diplomático se volvió insostenible. Ante la ausencia de figuras clave y las críticas cruzadas, República Dominicana optó por diferir la cita hasta 2026, con el argumento de "recomponer el diálogo hemisférico". Sin embargo, en el trasfondo pesa la creciente división entre países que respaldan la línea estadounidense y aquellos que buscan mayor autonomía frente a su influencia.

 

Operaciones

El despliegue militar en el Caribe y el Pacífico amplía las sospechas de una reconfiguración del poder regional. Bajo la narrativa de "lucha contra el narcotráfico", Estados Unidos refuerza su presencia en zonas estratégicas, lo que reaviva viejas heridas de intervencionismo. En el Caribe, las operaciones conjuntas se han vuelto frecuentes, mientras que la instalación de bases temporales en Puerto Rico y Barbados despierta alarma en los gobiernos de la región.

La crisis climática y los recientes huracanes, como el que devastó Jamaica y Cuba, suman presión a economías frágiles que dependen de asistencia internacional. El aplazamiento de la cumbre deja expuesto que las prioridades de seguridad de Washington chocan con las demandas de desarrollo del sur continental.

 

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