De la devoción al insulto, de aliados a enemigos íntimos: así fue la feroz ruptura entre Trump y Elon Musk

Un round brutal y sin red: críticas cruzadas, amenazas de cortar subsidios, acusaciones de locura, traición y oscuros vínculos con Jeffrey Epstein

BAE Negocios

Donald Trump y Elon Musk pasaron del idilio público a una guerra abierta que estalló en tiempo real y dejó consecuencias inmediatas. En apenas unas horas, se rompió una de las alianzas más extraordinarias de la política y los negocios en Estados Unidos. Hubo insultos, acusaciones, amenazas de cortar contratos millonarios y un último golpe: una denuncia pública, sin pruebas, que conectó a Trump con los archivos del caso Epstein. En esta historia hay drama, traición; y claro: dinero y política, además de un final imprevisible.

Durante meses fueron inseparables. Elon Musk, el empresario más poderoso del mundo, desfiló por la Casa Blanca, aportó millones a la campaña republicana, recibió una llave dorada en una puesta en escena casi monárquica y hasta eligió su Tesla favorito junto al presidente. Donald Trump, por su parte, lo llenó de elogios: lo llamó “genio”, “perseguido político” y lo usó como emblema de su cruzada contra el “Estado profundo”. Pero todo eso explotó en cuestión de horas.

La ruptura fue pública y dejó consecuencias concretas: acciones desplomadas, acusaciones de traición y amenazas que alcanzaron desde el Congreso hasta el espacio exterior.

El primer golpe lo dio Musk desde X (exTwitter), donde cuestionó el “Big Beautiful Bill”, el proyecto fiscal insignia de Trump. Lo tildó de excesivo, lleno de “porquería repugnante” y, sobre todo, perjudicial para Tesla, ya que eliminaba beneficios para los vehículos eléctricos. El magnate negó haber visto los borradores del texto, con lo que contradijo al propio Presidente, que afirmaba lo contrario.

A las 12:46 del jueves, Musk subió la apuesta: “Sin mí, Trump habría perdido la elección. Los demócratas controlarían la Cámara y los republicanos tendrían mayoría ajustada en el Senado”. Y remató: “Qué ingratitud”.

Desde el Despacho Oval, Trump no se quedó atrás: “Elon y yo teníamos una gran relación. No sé si la tendremos más”. El fuego cruzado se extendió a su red Truth Social, donde el presidente escribió:
“La forma más fácil de ahorrar miles de millones es terminar con los subsidios y contratos de Elon”.
Y agregó, con ironía, que le sorprendía que Joe Biden no lo hubiese hecho antes.

Musk contestó con tono desafiante: “Adelante, alegrame el día”. Y luego, en un anuncio que sacudió al entorno espacial y político, advirtió: “@SpaceX comenzará a desmantelar su nave Dragon”.

Como si todo no resultara ya demasiado absurdo, cinco horas después, moderó su postura. La razón: un usuario anónimo con 141 seguidores le sugirió: “Sería bueno que ambos se calmaran y se tomaran unos días”. Musk replicó: “Buen consejo. Ok, no desmantelaremos Dragon”.

Pero lo peor aún no había llegado. Musk acusó públicamente a Trump de figurar en los archivos del caso Jeffrey Epstein, el magnate que se suicidó en agosto de 2019, mientras estaba detenido, acusado de liderar una red de tráfico sexual de menores que operó durante años, con complicidades en el poder político, económico y social: “Es hora de soltar la gran bomba: @realDonaldTrump está en los archivos de Epstein. Por eso no se hicieron públicos. ¡Que tengas un buen día, DJT!”, disparó Musk. En otro mensaje, escribió: “La verdad saldrá a la luz”.

Trump ya había sido vinculado a Epstein en registros de vuelo y eventos sociales, aunque en 2019 declaró que hacía “más de 15 años” que no hablaban. Nunca lo negó del todo: “Tuvimos un distanciamiento hace mucho. No era un gran fan de Jeffrey Epstein”, dijo.

Golpe a las acciones de Tesla

El estallido sacudió también al mercado. Las acciones de Tesla cayeron un 14% el jueves, con una pérdida de USD 138.000 millones en capitalización. El viernes subieron levemente, pero el daño ya estaba hecho. A la tarde, Trump evaluaba vender o regalar su Tesla Model S, adquirido en marzo como gesto de respaldo personal a Musk. El auto, de unos USD 80.000, había sido elegido en una escena cuidadosamente orquestada frente a cámaras, donde Trump dijo: “Es un gran producto, de lo mejor que hay. Elon ha dedicado su vida a esto y fue tratado muy injustamente por un pequeño grupo de personas.”

Como todo lo demás, ese respaldo quedó sepultado. Musk —que aportó más de USD 277 millones para apoyar a Trump y los republicanos en 2024— cerró la semana sugiriendo formar un nuevo partido político. Publicó una encuesta preguntando si era hora de crear un partido que represente al “80 % que está en el medio”. El empresario Mark Cuban apoyó la idea. Ashley St. Clair, madre de uno de los hijos de Musk, se burló de Trump en X y le ofreció “consejos para rupturas”.

El padre del empresario, Errol Musk, habló desde el aeropuerto de Delhi: “Le mandé un mensaje para que esto se apague. Pero Trump va a prevalecer, porque fue votado por la mayoría del pueblo estadounidense”.
Atribuyó el comportamiento de su hijo al “enorme nivel de estrés”.

Mientras tanto, el vicepresidente JD Vance defendió a Trump pero evitó criticar a Musk directamente.
“El presidente Trump hizo más que nadie para ganarse la confianza del movimiento que lidera. Estoy orgulloso de estar a su lado”. Hoy, reforzó: “Uno de los mayores engaños de los medios corporativos es que Trump sea impulsivo o de mal carácter. Eso es ridículo.”

La Casa Blanca también intervino. Esta vez, intentó restarle importancia a la pelea: “Es un episodio desafortunado. Elon no apoya el proyecto porque no incluye sus políticas,” dijo la vocera Karoline Leavitt.

El romance político más extraordinario de Estados Unidos se transformó en un enfrentamiento de alto voltaje. De la llave dorada al insulto, del respaldo financiero a la amenaza, del Tesla rojo a los archivos de Epstein. Un vínculo que parecía indestructible terminó convertido en espectáculo. Público, brutal, y sin red.

 

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