Un día después de que la Reserva Federal concretara la primer alza de las tasas desde 2018, el Banco de Inglaterra dispuso su tercer aumento consecutivo -el rimo de ajuste más rápido desde 1997- para llevar los tipos de interés al 0,75% y recuperar los niveles previos al estallido de la pandemia. 

Asimismo, al igual que hicieron la Fed y el Banco Central Europeo (BCE), la entidad inglesa actualizó sus proyecciones, de acuerdo con las cuales la inflación podría llegar al 8% en el segundo trimestre, superando la previsión de 7,25% anterior. En contra de lo esperado hace unos meses, la autoridad monetaria británica cree que la tasa podría ser varios puntos porcentuales más alta que la estimada en febrero.

En base a estas previsiones, varios funcionarios, y entre ellos el presidente del banco, Andrew Bailey, afirmaron que podría ser apropiado un mayor endurecimiento en los próximos meses. Asimismo indicaron que la guerra en Ucrania además de elevar la inflación ante el repunte de los precios de la energía aumentará las interrumpciones en las cadenas de suministro, algo que ya comenzó a sentirse en territorio europeo.

Aunque en los últimos meses han sido varios los bancos centrales que se han sumado a la normalización monetaria, el Banco de Inglaterra fue la primera institución en elevar los tipos desde el estallido de la pandemia.

En el Reino Unido, la inflación ya alcanzó un 5,5% en enero, muy por encima del 2% anual previsto anteriormente por el Banco de Inglaterra, que advirtió que "la inflación va a seguir aumentando en los próximos meses, en torno al 8% en el segundo trimestre de 2022 y tal vez más cuando avance el año".

El repunte de la inflación indica que la reducción de los ingresos de los hogares en el Reino Unido será “sustancialmente mayor” de lo que se percibía en febrero, lo que provocará un debilitamiento de las perspectivas de crecimiento y aumentará el desempleo, puntualizaron los funcionarios.

El vicegobernadore Jon Cunliffe, quien votó a favor de dejar las tasas sin cambios, se centró en esta dinámica y en las preocupaciones sobre los “efectos negativos muy importantes” que tendrán los aumentos de los precios de las materias primas en el nivel de vida de los británicos.

Para el resto del comité, el sólido crecimiento de los últimos meses y el continuo endurecimiento de las condiciones del mercado laboral justificaron la medida. Dijeron que era poco probable que la escasez de empleo disminuyera con la rapidez que se esperaba en febrero.