El insólito presente de Joe Biden tras su presidencia en EEUU

A sus 82 años, el expresidente enfrenta un retiro más austero del esperado: deudas familiares, cachet en baja y un libro por USD 10 millones que busca salvar sus finanzas

BAE Negocios

Joe Biden pasó su primer 4 de julio fuera de la Casa Blanca en un parque de casas rodantes de lujo en Malibú. El expresidente y su esposa Jill compartieron la jornada en la propiedad del músico Moby, amigo de Hunter Biden, y almorzaron en el Paradise Cove Beach Café. Una postal distante de las temporadas glamorosas de Barack y Michelle Obama en Martha’s Vineyard o de los Clinton en los Hamptons.

Según informó el Wall Street Journal, Biden enfrenta un presente menos lucrativo que el de sus antecesores. Su avanzada edad, la falta de popularidad en el Partido Demócrata y el temor de empresas a represalias de Donald Trump limitaron las ofertas de conferencias y contratos. Mientras los Obama aseguraron USD 60 millones por sus memorias, Biden vendió este año un libro a Hachette por unos USD 10 millones.

El exmandatario viaja en vuelos comerciales, a veces en el vagón silencioso de Amtrak, y sus charlas pagas —cuando las consigue— rondan entre USD 300.000 y USD 500.000, aunque algunos organizadores intentaron negociar por debajo de esos valores. La organización SHRM, por ejemplo, terminó abonando en el rango más bajo para su convención anual, donde Biden habló sobre liderazgo y transformación laboral.

En paralelo, su economía doméstica luce ajustada. Apenas dejó la Casa Blanca, confesó a allegados que necesitaba cubrir alrededor de USD 800.000 en deudas, incluidas las generadas por su casa de playa en Rehoboth, valuada en USD 2,7 millones. A esa presión se sumó un aumento del 20% en el impuesto inmobiliario y los gastos derivados de los problemas judiciales de Hunter, además del divorcio de su hija Ashley. Biden recibe pensiones por USD 416.000 anuales, que combinan su paso por el Congreso, la vicepresidencia y la presidencia.

Problemas familiares, problemas personales

La situación de Hunter Biden también complica el cuadro familiar. Con cinco hijos, deudas millonarias y reclamos de su exesposa por más de USD 3 millones en pensiones, reconoció ante un juez que sus ingresos se desplomaron desde 2023 y que los discursos pagos que esperaba no llegaron.

En el plano personal, Biden enfrenta el tratamiento de un cáncer de próstata, al que un allegado describió como “un trabajo de tiempo completo”. En actos públicos recientes se lo vio con un vendaje tras una cirugía por cáncer de piel. Jill Biden, por su parte, dejó su puesto como docente en la Universidad del Norte de Virginia y asumió un cargo ad honorem en el Women’s Health Network del Milken Institute.

En cuanto a su legado, Biden planea un centro presidencial en la Universidad de Delaware, aunque la recaudación avanza a un ritmo lento. El proyecto se perfila como más austero que el de Obama en Chicago. La Universidad de Pennsylvania, a la que Biden había mencionado como posible sede, se distanció tras el hallazgo de documentos confidenciales que Biden había manejado durante su vicepresidencia.

Como es costumbre en Estados Unidos, el diario consultó a Biden y a su entorno, que declinaron hacer comentarios.

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