El cuerpo del papa Francisco será trasladado mañana a la Basílica de San Pedro, donde quedará expuesto para que los fieles puedan darle el último adiós. La ceremonia marca el inicio de las exequias del Pontífice argentino, fallecido este lunes en el Vaticano, y da comienzo al estricto protocolo funerario reservado a los Sumos Pontífices.

Desde su muerte, la Iglesia Católica activó el ritual establecido en el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, que establece que el entierro debe realizarse entre el cuarto y el sexto día posterior al deceso. En este caso, el funeral tendrá lugar el sábado 26 de abril en el atrio de la Basílica de San Pedro, en una misa exequial que presidirá el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio. El entierro se llevará a cabo ese mismo día en la Basílica de Santa María la Mayor, como solicitó Francisco en sus últimas voluntades.

El Pontífice, que residía en la casa Santa Marta desde su elección en 2023 tras la muerte de Benedicto XVI, fue velado en privado el lunes por la noche. Este miércoles, el cuerpo será colocado en un féretro abierto en el centro de la basílica vaticana para permitir el acceso de los fieles, que podrán despedirse durante tres días.

Francisco será sepultado con un ritual diferente al de sus antecesores. El papa reformó el protocolo funerario en noviembre pasado para simplificarlo, eliminando elementos tradicionales como los tres ataúdes —de madera, plomo y ciprés—, el catafalco decorativo y la mención al título de "Romano Pontífice". En su lugar, eligió un solo ataúd de madera recubierto con zinc, en línea con el estilo austero que caracterizó su papado.

La imagen difundida por el Vaticano muestra al Pontífice vestido con casulla roja y mitra blanca. Como establece la tradición, se le retiró el anillo del Pescador, símbolo de su autoridad, que fue inutilizado. Entre sus manos descansan un rosario y un ejemplar del libro de los Evangelios. En lugar del anillo papal, lleva un anillo de oro liso.

El Vaticano espera una asistencia masiva al velatorio y al funeral. Miles de fieles ya se han acercado a los alrededores de la Ciudad del Vaticano y se prevén largas filas para acceder a la basílica. La Misa de Réquiem contará con la presencia de patriarcas, cardenales, arzobispos, obispos y cientos de presbíteros. También han confirmado su asistencia líderes internacionales como Donald Trump, Vladimir Putina y Úrsula Von der Leyen.

El funeral coincidirá con el primer día de los Novendiales, el período de nueve días durante el cual se celebran misas por el alma del Pontífice fallecido. Una vez finalizada la ceremonia del sábado, se llevará a cabo la Ultima commendatio y la Valedictio, dos momentos solemnes del rito final. Luego, el féretro será trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor, donde descansará de forma permanente, lejos del lugar habitual de sepultura papal: la Cripta de los Papas bajo San Pedro.

Esta decisión, que rompe con siglos de tradición, responde al deseo personal del Papa de reposar en el templo mariano donde acostumbraba a orar en silencio antes de cada viaje apostólico. Con este gesto, Francisco deja una última señal de humildad y cercanía, coherente con su estilo pastoral desde el inicio de su pontificado.