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Hacen latir los corazones de cerdos muertos y logran que se muevan

Científicos de la Universidad de Yale lograron revivir funciones celulares de cerdos que estaban muertos hacía una hora. Podría ser clave, en el futuro, para el trasplante de órganos en humanos

BAE Negocios

¿Se puede volver de la muerte? Son contados los casos de personas que fallecieron por algunos segundos o minutos y volvieron a la vida, y sus testimonios, difusos y cambiantes, demuestran que su resurrección fue más un milagro que un procedimiento médico exitoso. Eso podría cambiar, al menos para los cerdos y, en un futuro, también para las personas.

Investigadores de la universidad estadounidense de Yale lograron que los corazones de cerdos muertos volvieran a latir, restableciendo así su circulación sanguínea y las funciones celulares de algunos órganos vitales como el corazón y el hígado, lo que podría ser clave, en el futuro, para el trasplante de órganos en humanos.

Todo esto fue gracias a un sistema llamado OrganEx, que consiste en un dispositivo similar a las máquinas de circulación extracorpórea utilizadas en cirugía y la mezcla experimental de fluidos que promueve la salud celular y reduce la inflamación.

 

 

Los cerdos que volvieron a vivir

El experimento consistió en bombear fluidos sintéticos a través de los cuerpos de los cerdos muertos una hora después de que dejaran de tener pulso. Publicada en un artículo de Nature, la investigación dividió a los cerdos muertos en dos grupos: los ECMO y los OrganEx. 

El ECMO es una medida de soporte vital que oxigena la sangre fuera del cuerpo. El ensayo duró seis horas. Los cerdos conectados al ECMO no consiguieron oxigenar su suministro de sangre, y sus cuerpos quedaron rígidos con rigor mortis.

En cambio, los animales que fueron sometidos a los OrganEx tuvieron "niveles adecuados de oxígeno" en todo el cuerpo, lo que restablecía ciertas funciones celulares clave en órganos como el corazón, el hígado y los riñones. 

Hacen latir los corazones de cerdos muertos y logran que se muevan
OrganEx logró lo que se creía imposible

"Al microscopio, era difícil distinguir entre un órgano sano y otro que había sido tratado con la tecnología OrganEx después de la muerte", afirmó en un comunicado de prensa Zvonimir Vrselja, neurocientífico de la Facultad de Medicina de Yale que participó en el estudio.

Según reportó The Washington Post, otro resultado llamativo del experimento fue el movimiento involuntario en las zonas de la cabeza y el cuello de los cerdos muertos conectados al sistema OrganEx. Esto, que tomó por sorpresa a los científicos, indicaba que se habían conservado algunas funciones motoras, dijo Nenad Sestan, uno de los autores del estudio, en el comunicado de prensa.

El estudio de OrganEx se basa en un proyecto de 2019 de la facultad de medicina de Yale que restauró algunas funciones celulares en cerebros de cerdos cuatro horas después de que los animales hubieran sido decapitados.

Los límites entre la vida y la muerte

Según dijo Nathan Emmerich, un bioético de la Universidad Nacional de Australia que no está afiliado a los estudios de Yale, al Post, investigaciones como esta sugieren que "la muerte no ocurre en un momento determinado", sino que se produce a lo largo del tiempo, a medida que los procesos que mantienen vivo a un organismo cesan gradualmente, y los nuevos hallazgos sugieren que algunos de los daños causados por la pérdida de esas funciones pueden repararse.

Este proyecto fue muy cuestionado, sobre todo por las arduas cuestiones éticas que plantea en torno a la muerte. Con los avances tecnológicos, la distinción entre la vida y la muerte es cada vez más borrosa. ¿Esto significa que todos podremos revivir en el futuro? No, "es poco probable", admitió Emmerich. Sin embargo, sí se podría "salvar a un número limitado de personas en determinadas circunstancias".

Los hallazgos tienen consecuencias de gran alcance en campos médicos como el trasplante de órganos.

Además, todavía queda mucho camino por recorrer hasta llegar a eso. Ante todo, el OrganEx debe ser capaz de revivir órganos enteros y no solo funciones celulares. Por otra parte, hay cuestiones bioéticas y legales que deberían actualizarse para esta nueva definición de muerte. Todavía falta mucho para alcanzar la inmortalidad, y no todos quieren alcanzarla.

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