La pandemia de covid-19 y la crisis afgana actualizan el debate global sobre los migrantes ilegales

La toma del poder en Afganistán por parte de los talibanes amenaza producir una oleada de millones de refugiados que jaquearían a la Unión Europea

BAE Negocios

El regreso de los talibanes al control de Afganistán no solo se manifestó en las imágenes de los aviones extrayendo a las tropas estadounidenses de Kabul, sino que amenaza con reavivar un fantasma que ya azotó a Europa en el 2015: una oleada de miles y miles de migrantes que se abalanzan sobre las fronteras del viejo continente, que en tanto refuerza los controles para mitigar la pandemia de covid-19.

Ese año, más de un millón de personas procedentes de África, Asia y Oriente Medio llegaron al Viejo Continente, originando una crisis migratoria sin precedentes. En este caso, el ministro alemán del Interior, Horst Seehofer, estimó que unos cinco millones de personas tratarán de llegar a Europa desde Afganistán. Un problema frente al cual, varios países responden con una receta histórica: levantar vallas o muros fronterizos para evitar el ingreso a sus territorios de quienes huyen desesperados de sus lugares de origen.

Según un relevamiento de la propia Unión Europea (UE) , unos 570.000 afganos –casi exclusivamente varones jóvenes– han solicitado asilo en países del bloque. En 2020, solamente Siria superó a Afganistán como origen de solicitantes de asilo en la UE.

Como suele suceder en diversos temas, desde el déficit hasta cómo enfrentar la pandemia de la covid-19, los 27 Estados miembros de la UE se muestran divididos sobre cómo prepararse ante el inminente aluvión migratorio. Algunos líderes señalan que tienen la obligación humana de aceptar a los migrantes afganos. Otros, en cambio, sostienen que ya es hora de que los países islámicos asuman esa responsabilidad.

 

Diferencias

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, brazo administrativo de la UE, afirmó hace pocos días que ese bloque tiene una "responsabilidad moral" para con quienes están huyendo de los talibanes, algo en lo que no están de acuerdo otros importantes dirigentes europeos.

Pero en Austria, que en los últimos años recibió a a 40.000 afganos (sólo por detrás de Alemania, que recibió a 148.000), el canciller Sebastian Kurz aseguró que no aceptarán a más ciudadanos de ese país. En una entrevista televisiva Kurz afirmó que Austria ya hizo un "aporte desproporcionado". En esa línea, el ministro austriaco del Interior, Karl Nehammer, pidió que los afganos radicados actualmente de forma ilegal en Austria sean deportados a países islámicos, ya que la Convención Europea de Derechos Humanos impide que sean enviados de regreso a Afganistán.

En una entrevista con la agencia APA, Nehammer insistió en que las deportaciones sean consideradas un tema de seguridad: "Es muy sencillo abogar por una proscripción general de las deportaciones a Afganistán, mientras por otro lado se ignoran los previsibles movimientos migratorios. Quienes necesiten protección han de recibirla lo más cerca posible de su país de origen". Por su parte, el ministro de Exteriores austríaco, Alexander Schallenberg reflexionó que "la crisis en Afganistán no se produce en el vacío. Tarde o temprano, el conflicto y la inestabilidad en la región se extenderán a Europa y, por tanto, a Austria".

En una encuesta publicada por el medio Österreich 24, casi tres cuartas partes de los consultados apoyaron la línea dura del Gobierno austríaco en referencia a la inmigración afgana.

 

Posiciones

Alemania es otro de los países en los cuales la posible migración desde Afganistán se transformó en tema de debate, en plena campaña electoral. Paul Ziemiak, secretario general de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de la canciller saliente Angela Merkel, declaró que Alemania no debería adoptar la política de puertas abiertas que tuvo en 2015, cuando la mandataria permitió la entrada en el país de más de un millón de migrantes procedentes de África, Asia y Oriente Medio. Ziemiak señaló en una entrevista que "para nosotros, está claro que lo de 2015 no debe repetirse. No vamos a resolver la cuestión afgana con la migración a Alemania".

En Francia, Emmanuel Macron pidió una respuesta europea coordinada para impedir la migración masiva: "La desestabilización de Afganistán probablemente incrementará el flujo de la migración irregular hacia Europa (…) Europa sola no podrá asumir las consecuencias de la situación actual. Debemos hacer planes y protegernos contra los vastos flujos de migración irregular, que ponen en peligro a quienes los integran y alimentan todo tipo de contrabandos".

En Italia, el primer ministro, Mario Draghi, pidió al grupo que reúne a las 20 mayores economías del mundo que celebre una cumbre para analizar la situación en Afganistán.

Mientras que en el Reino Unido, el primer ministro Boris Johnson, en una declaración ante el Parlamento, anunció un plan para acoger a 20.000 migrantes afganos, en una posición ambigua: "Hemos de lidiar con el mundo tal como es, aceptando lo que hemos logrado y lo que no (…) No mandaremos a la gente de vuelta a Afganistán ni permitiremos que venga gente de Afganistán de manera indiscriminada. Queremos ser generosos, pero debemos asegurarnos de velar por nuestra propia seguridad".

 

Vallas, muros y campos

 

En Grecia, el Gobierno, temeroso de una reedición de la crisis migratoria de 2015, levantó una valla de 40 kilómetros de extensión, además de instalar un nuevo sistema de vigilancia en su frontera con Turquía, con el objetivo de frenar a los migrantes afganos que intenten alcanzar Europa a través de su territorio, como vienen intentando en los últimos años miles de personas procedentes de África, Asia y Oriente Medio. Además de inaugurar un nuevo campo de refugiados "cerrado", con vigilancia reforzada y aislado de la población local en Samos, una de las islas del Mar Egeo.

En Turquía, la administración del presidente Recep Erdogan está levantando a su vez un muro de 295 kilómetros a lo largo de su frontera con Irán para impedir un nuevo flujo de migrantes afganos. Erdogan afirmó que es "inevitable" una nueva ola migratoria si Afganistán e Irán no aseguran sus fronteras. Y añadió que Turquía no será el "depósito de refugiados" para los afganos que huyen de su país:

Mientras, miles de migrantes afganos están llegando a otros países europeos como Bélgica, Croacia, Dinamarca, Estonia, Hungría, Irlanda, Polonia, Luxemburgo, Portugal, y Suecia.

Albania, Macedonia y Kosovo aceptaron recibir a cientos de afganos que trabajaban con las fuerzas occidentales de mantenimiento de la paz y cuya vida peligra con las nuevas autoridades.

Por su parte España comunicó que acogería temporalmente a 4.000 afganos en dos bases militares utilizadas por EEUU.

Eslovenia, que ostenta la presidencia semestral rotativa de la UE, aseguró que la el bloque comunitario no permitirá la irrupción de una oleada de migración afgana. Al respecto, el primer ministro, Janez Janša, escribió en su cuenta de la red social Twitter: "La #UE no abrirá corredores 'humanitarios' o migratorios para #Afganistán. No permitiremos que se repita el error estratégico de 2015".

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