Personas, máquinas y algoritmos, el mix laboral del futuro
La pandemia de coronavirus aceleró un proceso que parece indetenible, el de la automatización y virtualización del trabajo, una nueva revolución de nivel global
Hubo un momento en el siglo XX en el que algunos economistas se atrevieron a soñar con un futuro en el que la automatización del trabajo permitiera a la humanidad en general ser más próspera y con mayor capacidad de disfrute del tiempo libre, debido a la distribución eficiente de la mayor productividad que aportarían los robots en su calidad de asistentes de los trabajadores de carne y hueso.
Y si bien en la actualidad los avances tecnológicos ponen ese sueño prácticamente al alcance de la mano, el eventual reemplazo de los y las trabajadoras por autómatas no produce alivio sino temor al desempleo, en un mundo donde muchas veces la ensoñación se transforma en pesadilla, y que recién comienza a ver la luz al final del túnel de la pandemia.
Aunque las previsiones permiten cierto optimismo, ya que si bien se estima que la mitad de los actuales trabajos deberán "reformatearse" por los desafíos de la creciente robotización, en los próximos tres años se crearán casi cien millones de nuevos puestos que integrarán personas, máquinas y algoritmos.
En su estudio 'El Futuro del Trabajo', el Foro Económico Mundial (FEM) estimó para el año 2025 se crearán 97 millones de nuevos empleos como parte de ese esquema integrador. En ese mismo informe, se destaca que el 50% de los trabajos actuales deberán reformularse en línea con el avance de la tecnología.
La impensada aparición de la pandemia de coronavirus aceleró un proceso que ya venía en marcha, de la mano de la necesidad inmediata de impulsar en las organizaciones de todo tipo la formación de jóvenes con habilidades en tecnología para soportar actividades operativas; habilitar el trabajo remoto; atender a clientes, proveedores; o permitir vender los productos y servicios mediante diferentes soluciones de comercio electrónico.
Crecimiento
Esta aceleración llevó asimismo a un cambio veloz en los perfiles profesionales más demandados, de acuerdo con el estudio del WEF, realizado en base a encuestas a empresas en 25 países.
En el citado texto, el WEF estima que para 2025, cerca de 85 millones de puestos de trabajo pueden ser desplazados por un cambio en la división del trabajo entre humanos y máquinas, pero como contrapartida otros 97 millones de nuevos roles pueden surgir dentro de economías en constante cambio.
De este modo, profesiones y habilidades que en este momento consideramos "emergentes" representarán de aquí a tres años un 13,5% del mercado laboral global, lo que significa un aumento del 5,7% con respecto a su participación en el empleo del 2020 (7,8%), cuando se inició la pandemia.
Las posiciones cuya demanda va en creciente aumento son las de analistas de datos y científicos, especialistas en inteligencia artificial, ingenieros en robótica, desarrolladores de software y especialistas en transformación digital.
En el lado opuesto, los roles que son cada vez más redundantes pasarán de ser el 15,4% de la fuerza laboral actual al 9% (una caída del 6,4%). El informe elaborado por el WEF asegura que entre estos puestos decrecientes se incluyen secretarios administrativos, empleados de contabilidad y trabajadores de fábricas y ensamblaje.
Automatización
No obstante hay lugar para el optimismo, ya que el WEF establece que si bien la participación de máquinas crecerá, no desplazará a las personas. En el 2020 las tareas desempeñadas por seres humanos representaron el 68% de la actividad productiva a nivel global, mientras que los robots fueron el 32 por ciento.
En tres años, sin embargo, la participación de las máquinas aumentará 13 puntos porcentuales al 45% y los mismos puntos se restarían a los humanos, que terminarían siendo el 55% de la fuerza laboral de acuerdo con el organismo.
"Para 2025, el tiempo promedio estimado que los humanos y las máquinas dedican al trabajo estará a la par en función de las tareas de hoy", resalta la entidad.
Las máquinas se centrarán en las tareas de procesamiento y recuperación de información (57%), mientras que los seres humanos conservarán su ventaja comparativa en gestión, el asesoramiento y la toma de decisiones (65%).
En 2017, Bill Gates, fundador de Microsoft y promotor de gran parte de la tecnología que hoy millones de personas usan en su vida cotidiana, publicó una carta dirigida a los jóvenes del mundo en donde destacó que las carreras del futuro deberían enfocarse en áreas como la Inteligencia Artificial, la energía y la biociencia.
Su mensaje, tenía como objetivo incitar a las nuevas generaciones a que se desafíen, aprendan y motiven para ser mejores seres humanos y en donde el manejo de tecnología sea un detonante para hacerlo posible.
Y es que la tecnología incide en todas las actividades económicas, transformando los procesos, modelos de negocios, productos y cadenas de valor. El desarrollo de competencias y habilidades en las personas que atiendan este enfoque serán altamente requeridos.
Un interesante ejemplo lo tenemos en el sector de la ciberseguridad, lleva casi una década de crecimiento sostenido a nivel mundial, algo resaltado por el propio WEF, que señaló que este rubro tiene las mayores perspectivas de todas las áreas de la tecnológica, con un 29% de incremento anual.
Adaptación
La consultora Gartner proyectó que el gasto mundial en protección y gestión de riesgos superó los 150.000 millones de dólares para el año pasado, y que además reportó un incremento del 12.4%, interanual comparado con el 2020.
Además, destacó que la protección de equipos y redes, la presencia en la nube y el acceso seguro de las personas que interactúan con los equipos es hoy una prioridad para cualquier tipo de empresa sin importar su actividad económica o tamaño.
Para la compañía Fluid Attacks, a pesar del crecimiento que la ciberseguridad está experimentando a nivel global, hay una escasez de talento humano para atender esta demanda.
En América Latina y el Caribe, se estiman unos 600.000 puestos en ciberseguridad que no se están cubriendo. Un factor que puede obstaculizar el avance en el sector es que solo algunos países de la región cuentan con alguna oferta académica en ciberseguridad.
Pero es indudable que hay mucho espacio por avanzar. La transformación digital promueve la adaptación de las carreras profesionales y técnicas para atender un mercado laboral que hoy presenta una fuerte apuesta por las habilidades tecnológicas en un mundo hiperconectado, que cuenta con 62.5% de su población con una conexión a internet y que hace de las soluciones digitales un instrumento esencial a nivel empresarial, productivo, comercial, social y educativo.