Redada de inmigración en fábrica de Hyundai en Estados Unidos detiene a cientos de trabajadores
La redada, parte de una investigación sobre prácticas laborales ilegales, ha paralizado la construcción de una planta de baterías para vehículos eléctricos. El gobierno surcoreano ha expresado su descontento, subrayando la importancia de proteger los derechos de sus ciudadanos en el extranjero.
Las autoridades de inmigración de Estados Unidos han llevado a cabo una redada en una fábrica de Hyundai Motor en Georgia, resultando en la detención de cientos de trabajadores, en su mayoría ciudadanos surcoreanos.
Esta acción forma parte de una investigación sobre prácticas laborales ilegales y ha afectado a 475 personas, según informó 'NBC'.
La operación ha paralizado la construcción de una planta cercana de Hyundai en colaboración con LG Energy Solution, destinada a la fabricación de baterías para vehículos eléctricos.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos ejecutó la orden de registro como parte de una investigación criminal en curso sobre denuncias de prácticas ilegales de empleo y otros delitos federales graves.
Según 'Associated Press', el Departamento de Seguridad Nacional emitió un comunicado confirmando la operación. Esta redada se enmarca en una serie de acciones similares prometidas por el presidente Donald Trump, quien busca llevar a cabo la mayor operación de deportación de la historia.
Quejas de Seúl
El portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Sur, Lee Jaewoong, ha rechazado la redada, argumentando que los trabajadores detenidos eran parte de una "red de subcontratistas" y empleados por varias empresas diferentes en Estados Unidos.
En un comunicado, el ministerio criticó que "las actividades económicas de las empresas de inversión coreanas y los derechos e intereses de los ciudadanos coreanos no deben ser infringidos injustamente durante las operaciones de aplicación de la ley de Estados Unidos".
La situación pone de relieve la complejidad de las relaciones laborales y migratorias en Estados Unidos, donde aproximadamente un 5% de la fuerza laboral está compuesta por inmigrantes indocumentados.
La creciente represión amenaza con destruir cientos de miles de millones de dólares de producción económica, generando preocupación tanto en el ámbito local como internacional. La comunidad internacional observa con atención las repercusiones de estas políticas en la economía y en los derechos humanos de los trabajadores inmigrantes.